Cuando se enfriaron las cenizas y la piedra en la catedral de Notre Dame de París, incendiada el pasado lunes, las donaciones de empresas privadas y magnates para la reconstrucción desataron una polémica en Francia por las retribuciones fiscales que recibirán los mecenas.
Según lo dispuesto en la ley Aillagon de 2003, nombrada en referencia al entonces ministro de Cultura, Jean-Jacques Aillagon, las empresas que ejerzan el mecenazgo pueden deducir 60 por ciento de sus gastos en favor de la cultura, hasta un máximo de 0.5 por ciento del volumen de negocios del consorcio. Si la finalidad es la adquisición pública de un ‘‘tesoro nacional”, se dispone 90 por ciento.
Hasta ayer el monto prometido para la restauración por empresarios franceses superaba 800 millones de euros, entre los que figuran las familias Pinault (100 millones) y Arnault (200 millones), el grupo LVMH y los Bettencourt, propietarios de L’Oréal (200 millones).
¿Hacerse de regalos fiscales?
El diario español El País reporta que ‘‘tras esas generosas aportaciones, algunos políticos y sindicalistas creen ver una ‘operación de comunicación’ y un intento de hacerse con ‘regalos fiscales’ gracias a las generosas exenciones de impuestos que prevé”.
Las críticas se incrementaron después de que Aillagon, asesor actual de Pinault en sus fundaciones artísticas, propuso que Notre Dame sea declarada ‘‘tesoro nacional”.
Para desactivar los cuestionamientos, el primer ministro, Édouard Philippe, anunció una ley para ‘‘enmarcar las donaciones y garantizar su transparencia”; permitiría que las aportaciones de hasta mil euros tengan deducción fiscal excepcional de 75 por ciento, a partir de esa cifra será de 66 por ciento para las personas particulares, tal como hace ahora.
El rotativo informó que la semana próxima se presentará un proyecto de ley que proporcionará las garantías de transparencia y buena gestión
de las donaciones. ‘‘Cada euro entregado para la reconstrucción de Notre Dame será destinado a ello y no a otra cosa”, según el funcionario francés.
Ayer el consejo de ministros de Francia abordó únicamente el tema de Notre Dame, junto con representantes de la Iglesia católica y expertos en patrimonio. La agencia Afp reportó las denuncias de generosidad selectiva en una Francia sacudida desde hace meses por la crisis de los chalecos amarillos, un colectivo que protesta contra la política fiscal y social del gobierno desde hace cinco meses. ‘‘Si son capaces de dar decenas de millones para reconstruir Notre Dame, que dejen de decirnos que no hay dinero para satisfacer la emergencia social”, denunció Philippe Martinez, secretario general de la CGT, uno de los principales sindicatos franceses.
Ingrid Levavasseur, de los chalecos amarillos, denunció ‘‘la inercia de los grandes grupos frente a la miseria social, al tiempo que demostraron su capacidad de movilizar en una sola noche ‘una suma increíble’ para Notre Dame”.
Martinez sostuvo que mientras hacen esos donativos, al mismo tiempo niegan sistemáticamente mejorar las condiciones salariales y de trabajo de sus empleados. ‘‘Si son capaces de donar decenas de millones para reconstruir Notre Dame, que dejen de decirnos que no hay dinero para responder a la urgencia social”, difundió Prensa Latina. Esos opositores se han manifestado desde hace meses, inicialmente contra un aumento del precio de la gasolina. El día que se declaró el incendio en Notre Dame, el presidente francés Emmanuel Macron tenía previsto hacer una serie de anuncios para responder a esta crisis, los cuales han sido aplazados.
La Jornada