Al conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores, el presidente Andrés Manuel López Obrador resaltó que en su gobierno el salario mínimo creció en 90 por ciento en términos reales, en contraste con la limitación “brutal e injusta” de ese ingreso en los sexenios de los anteriores 36 años.
En ese periodo de gobiernos neoliberales, subrayó el mandatario, el poder adquisitivo se redujo hasta en 70 por ciento y una constante fue “quitar derechos y conquistas” laborales.
“La justificación de esta infamia era que el aumento al salario ocasionaba inflación. Una gran mentira, un vil sofisma de la tecnocracia al servicio de la oligarquía que en ese entonces mandaba en México”, señaló.
Por el contrario, agregó López Obrador, en esta administración ha crecido el reparto de utilidades, se garantizan condiciones favorables para la elección de representantes sindicales, no se permiten abusos contra los asalariados y los contratos colectivos se someten a consulta con los obreros, por citar algunos avances.
“En este nuevo ambiente de verdadera legalidad y justicia, sin que se le impida a nadie manifestarse y ejercer su derecho de huelga, prácticamente no hay protestas sindicales”, subrayó.
Gobierno y sindicalismo
La conmemoración ocurrió en una reunión peculiar y posterior comida en Palacio Nacional, que convocó lo mismo a dirigentes aliados, como el senador y líder del sindicato minero, Napoleón Gómez Urrutia, que a representantes que se alinearon con los anteriores gobernantes, como Carlos Aceves del Olmo, secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Desde ahí, el jefe del Ejecutivo remarcó que hoy día los servidores públicos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social “no son impuestos por los potentados” ni son empleados, por ejemplo, de empresarios del sector minero, “de los que expulsaron a Napoleón, ya eso no pasa ni volverá a pasar”.
Agradeció a los dirigentes sindicales porque, indicó, ha contado con su comprensión y apoyo para emprender las acciones en favor de los trabajadores. También dijo estar seguro de que continuará teniendo la ayuda, cooperación y solidaridad de los líderes gremiales en particular y de los obreros del país en general.
“De mi parte, ustedes siempre encontrarán extendida mi mano abierta y franca, en señal de amistad y compañerismo.”
Repaso histórico
En un largo discurso, el Presidente hizo un recorrido histórico por las “infames” condiciones laborales durante el régimen de Porfirio Díaz y rememoró dos episodios referentes de la lucha obrera en el país: Cananea y Río Blanco.
No dejó de lado a los mártires de Chicago de 1886, “símbolo de lucha y resistencia de la clase obrera en el mundo”; destacó la trascendencia de los trabajadores y enfatizó que, a diferencia del periodo neoliberal –al que equiparó con el porfiriato–, en su gobierno se les ha dotado de diversos derechos.
“Ahora las cosas son distintas: el gobierno actúa con independencia, como verdadero juez y no está sólo al servicio de empresarios o de banqueros.”
Parte de las demandas del movimiento revolucionario, señaló, se basaron en la búsqueda de la justicia laboral y agraria. Durante el porfiriato los trabajadores padecían “las más despiadadas explotaciones e incluso había resurgido la esclavitud colonial”.
El legado de esa lucha se tradujo en el paso más importante en materia de derechos laborales, el artículo 123 de la Constitución de 1917, en el cual quedaron establecidos derechos de avanzada, imposibles de imaginar durante el régimen de Díaz, agregó.
El Presidente afirmó que fue “por el sacrificio de los mexicanos que participaron en esa gesta histórica, no por concesión gratuita, (que) se creó un nuevo orden social con mayor movilidad y justicia” y que los gobiernos posrevolucionarios fundaron instituciones de apoyo a la clase obrera, como el seguro social y el fondo para la vivienda de los trabajadores.
Frente a Palacio Nacional hubo protestas de gremios de diferentes sectores, como los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
LA JORNADA