Amnistía Internacional, Frontline AIDS, Global Justice Now y Oxfam han denunciado que los países ricos han acaparado dosis suficientes de vacunas contra el coronavirus para vacunar casi tres veces a toda su población.
De hecho, han avisado de que casi 70 países pobres sólo podrán vacunar a una de cada diez personas contra la COVID-19 el año que viene si los gobiernos y la industria farmacéutica no toman medidas
«urgentes» para garantizar la producción de dosis suficientes.
Las naciones más ricas han comprado dosis suficientes para vacunar casi tres veces a toda su población antes del final de 2021 si se aprueba el uso de las vacunas que están actualmente en la fase de
ensayos clínicos», han dicho.
Canadá encabeza la lista con vacunas suficientes para vacunar cinco veces a cada canadiense. Además, los datos actualizados muestran que los países ricos, que representan sólo el 14 por ciento de la
población mundial, han comprado hasta el 53 por ciento de las vacunas más prometedoras hasta la fecha.
Las organizaciones, que forman parte de una alianza que reclama una ‘Vacuna del pueblo’, utilizaron datos recopilados por la empresa de información y análisis científicos Airfinity para analizar los
acuerdos alcanzados entre países y las ocho primeras vacunas candidatas, comprobando que 67 países de ingresos bajos y medianos bajos podrían quedarse atrás mientras que los países ricos avanzan
hacia la salida de esta pandemia. De estos 67, cinco (Kenia, Myanmar, Nigeria, Pakistán y Ucrania) han notificado en total casi 1,5 millones de casos.
Nadie debería quedarse sin una vacuna que salva vidas por el país en el que vive o por la cantidad de dinero que tiene en el bolsillo. Pero, a menos que algo cambie radicalmente, miles de millones de
personas en todo el mundo no recibirán una vacuna segura y efectiva contra la COVID-19 en los próximos años», ha dicho la responsable de Políticas de Salud de Oxfam, Anna Marriott. Del mismo modo se ha pronunciado la portavoz de Global Justice Now, Heidi Chow, quien ha señalado que todas las grandes empresas farmacéuticas e instituciones de investigación que están trabajando en una vacuna contra el Covid-19 deben compartir la ciencia, los conocimientos tecnológicos y la propiedad intelectual relativos a su vacuna para que se puedan producir suficientes dosis «seguras y efectivas».
La vacuna Pfizer /BioNTech ya ha sido aprobada en Reino Unido y esta semana comienzan las vacunaciones. De hecho, es probable que, en unos días, reciba la aprobación de otros países, incluido Estados Unidos,
y se prevé que otras dos posibles vacunas, la de Moderna y la de Oxford en asociación con AstraZeneca, estén en espera de la autorización reglamentaria o la soliciten. Además, la vacuna rusa
Sputnik ha obtenido resultados positivos y otras cuatro candidatas están en la fase 3 de ensayos clínicos.
Hasta ahora, todas las dosis de Moderna y el 96 por ciento de las de Pfizer/BioNTech han sido adquiridas «por países ricos».
En cambio, Oxford/AstraZeneca se ha comprometido a proporcionar el 65 por ciento de sus dosis a poblaciones de países en desarrollo. No obstante, a pesar de las medidas adoptadas para ampliar el suministro, el año que viene sólo podrán llegar al 18 por ciento de la población mundial como máximo.
Además, las organizaciones han señalado que Oxford/AstraZeneca ha suscrito la mayoría de sus acuerdos con algunos de los grandes países en desarrollo, como China e India, mientras que la mayoría de estos
países «no han firmado ningún acuerdo» y tienen que compartir entre ellos las vacunas del fondo común del COVAX.
Esto demuestra que una sola empresa no puede esperar abastecer a todo el mundo y que sólo el intercambio abierto de tecnología entre productores de vacunas puede hacerlo posible», han dicho, para pedir a todas las empresas farmacéuticas que trabajan en vacunas contra la COVID-19 que «compartan su tecnología y la propiedad intelectual abiertamente a través del Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud para que puedan fabricarse miles de millones de dosis más y haya vacunas seguras y efectivas para todas las personas que las necesiten».
RENUNCIAR A LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL
Además, han instado a los gobiernos que hagan «todo lo que esté en su mano» para garantizar que las vacunas contra la Covid-19 son un «bien público mundial gratuito» para la población, distribuido
equitativamente y basado en las necesidades. Un primer paso, a juicio de las organizaciones, sería apoyar la propuesta que han hecho esta semana Sudáfrica e India al Consejo de la Organización Mundial del
Comercio de renunciar a los derechos de propiedad intelectual de las vacunas, ensayos y tratamientos contra la COVID-19 hasta que toda la población esté protegida.
El acaparamiento de vacunas socava activamente los esfuerzos mundiales para garantizar que todas las personas, en todas partes, puedan estar protegidas contra la Covid-19. Los países ricos tienen
obligaciones claras en materia de derechos humanos: no sólo deben abstenerse de acciones que puedan perjudicar el acceso a las vacunas en otros países, sino que han de cooperar y prestar asistencia a los países que la necesiten. Al comprar la inmensa mayoría del suministro de vacunas del mundo, los países ricos incumplen sus obligaciones en materia de derechos humanos. En cambio, trabajando con otros para compartir los conocimientos y ampliar el suministro, podrían contribuir a poner fin a la crisis mundial de la Covid-19″, ha apostillado el director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional, Steve Cockburn.
Las vacunas desarrolladas por AstraZeneca/Oxford, Moderna y Pfizer/BioNTech han recibido más de 5.000 millones de dólares de financiación pública, lo que, según las organizaciones, hace a estas
empresas responsables de actuar en beneficio del interés público mundial.
Los países ricos tienen dosis suficientes para vacunar a todo el mundo casi tres veces, mientras que los países pobres ni siquiera tienen para llegar a los profesionales sanitarios y personas de riesgo. El sistema actual, en el que las empresas farmacéuticas usan financiación gubernamental para la investigación, conservan derechos exclusivos y mantienen su tecnología en secreto para aumentar los beneficios, podría costar muchas vidas», ha añadido la doctora de la Alianza Vacuna del Pueblo, Mohga Kamal Yanni.
Finalmente, la directora de Frontline AIDS, Lois Chingandu, ha recordado que la pandemia es un problema global que exige una solución global, y ha advertido de que la economía mundial seguirá
sufriendo mientras el mundo no tenga acceso a una vacuna.
Tenemos que dejar de lado los beneficios de la industria farmacéutica durante esta pandemia sin precedentes para salvar tanto a la humanidad como la economía», ha zanjado.
EXCELSIOR
EXCELSIOR