Doctora gana amparo para estar con su hija

Citlalli se retiró de los hospitales. La doctora no se rindió por temor al coronavirus, sino para dedicar todos sus esfuerzos para proteger una vida: la de su pequeña hija con Síndrome de Down. Madre e hija llevan ocho semanas juntas. La lucha no fue fácil.

Mariana, la hija de Citlalli, tiene dos años 11 meses, Además del Síndrome de Down, padece hipertensión pulmonar y es dependiente de oxígeno; también se alimenta por una sonda que va de la nariz al estómago.

Sus afecciones la hacen blanco fácil del coronavirus. El padre de Mariana es también doctor, neonatólogo de cuidados intensivos. Ambos padres en hospitales potenciaban el riesgo para la bebé.

El 23 de marzo la doctora  dio el primer paso; “Solicité en mi trabajo un permiso para ausentarme y poder regresar a cuidar a mi bebé dado que mi red de apoyo son mis papás, que son personas mayores de 60 años, los dos con diabetes”. No tuvo éxito.

Un día después, en el Diario Oficial de la Federación se publicaron las medidas para mitigar los riesgos por covid-19 estableciendo como grupos vulnerables a mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, menores de 5 años, personas con discapacidad o personas con enfermedades crónicas no transmisibles que debían evitar la asistencia a centros de trabajo, espacios públicos y otros lugares concurridos.

Pero no se tomó en cuenta a los padres de niños menores de edad y con discapacidad.

Entonces Citlalli dio un segundo paso. El 28 de marzo recurrió a la CNDH: “Lo único que logramos fue que en mi trabajo reconocieran mis derechos sindicales. Me propusieron tomar un permiso con goce de sueldo y vacaciones, o un permiso sin goce de sueldo”.

El permiso con goce de sueldo y las vacaciones juntos no eran suficientes para cubrir la cuarentena; tomar el permiso sin goce de sueldo tampoco era una opción. “Así como mi bebé requiere muchos cuidados, requiere de mucho material que no puedo dejar de comprar”.

El último recurso: un amparo. “El día 15 de abril se obtuvo la suspensión provisional a favor de Mariana para que su madre la cuide durante el tiempo que dure la pandemia protegiendo sus derechos a la salud y a la vida”, explicó el abogado Manuel Iván Reyes Hernández.

Dos meses después Mariana ya dio sus primeros pasos; ha aprendido tres de las cinco vocales: A, O, U e identifica los colores rojo, azul, amarillo y verde.

Citlalli está feliz y convencida de que la batalla que eligió librar fue la correcta: “Porque si yo le falto a mi hija, ¿qué le queda?, nada”.

 

EXCELSIOR

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *