El Consejo de Ministros aprobó este martes la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC) y el anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados, que prohíbe los plásticos de un solo uso a partir de julio de 2021 y contempla un nuevo impuesto especial para reducir su utilización.
La EEEC, denominada “Estrategia España 2030” busca superar la economía lineal e impulsar un nuevo modelo de producción y consumo en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, así como minimizar la generación de residuos.
De esta forma, prevé reducir el consumo de materiales en un 30 por ciento para 2030 y disminuir la generación de residuos un 15 por ciento respecto a los que se generaban en 2010.
Concretamente, plantea rebajar un 50 por ciento la generación de residuos de alimentos en toda la cadena alimentaria per cápita a nivel de hogar y consumo minorista, así como un 20 por ciento en las cadenas de producción y suministro a partir de 2020, en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Bares, cafeterías y restaurantes cobrarían el uso de plásticos desechables o para llevar
En cuanto al anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados, el Consejo dio visto bueno a su tramitación con la idea de que el proyecto de ley sea remitido antes de final de año a las Cortes Generales y su aprobación definitiva en el primer periodo de sesiones de 2021.
El anteproyecto prevé, entre otras medidas que cafeterías, bares y restaurantes deberán cobrar un precio por cada vaso y tapa del café para llevar de plástico a partir del 1 de enero de 2023, al tiempo que en la restauración se deberá ofrecer de forma obligatoria agua de grifo al consumidor, aunque este podrá, en todo caso optar por agua embotellada y el abandono de basura en el medio ambiente podrá conllevar multas de hasta dos millones de euros según su gravedad.
Además, establece limitaciones a los plásticos de un solo uso a partir del 3 de julio de 2021, cuando estará prohibido introducir en el mercado bastoncillos de algodón, cubiertos, palillos, platos, pajitas y agitadores de plástico de bebidas, así como recipientes y vasos para alimentos y bebidas hechos de poliestireno expandido, incluidos sus tapas y tapones.
Cosméticos y detergentes también están involucrados
A la par, quedarán prohibidos los productos de plástico que se fabriquen con plástico oxodegradable, así como los cosméticos y detergentes que tengan microplásticos añadidos de forma intencionada.
En este marco, el anteproyecto contempla un nuevo impuesto especial que “responde a las recomendaciones realizadas por la Comisión Europea, que en numerosos informes ha señalado que España cuenta con margen de actuación en materia de fiscalidad verde”.
Con ello, se prevé un gravamen que será de carácter indirecto y recaerá sobre la fabricación, importación o adquisición intracomunitaria de envases de plástico no reutilizables que vayan a ser objeto de utilización en el mercado español.
Impuesto ‘futurista’
El Ministerio para la Transición Ecológica explicó que “se trata de un impuesto similar al que se pretende implantar en otros países” como el Reino Unido o Italia, que será de 0,45 euros por kilogramo de envase y con el que se pretende una recaudación cercana a los 724 millones de euros.
De hecho, el texto establece que para 2026 se tendrá que reducir un 50 por ciento su comercialización, con respecto a 2022; y en 2030, esa reducción debe ser del 70 por ciento, también con respecto a 2022.
Ante esta situación, se buscarán alternativas reutilizables o de otro material no plástico, pero a partir del 1 de enero de 2023 quedará prohibida su distribución gratuita y se deberá cobrar “un precio por cada uno” de los productos de plástico que se entregue al consumidor, diferenciándolo en el ticket de venta.
En conferencia de prensa, tras el Consejo de Ministros, la ministra portavoz María Jesús Montero, destacó que es voluntad de la Unión Europea y de España “impulsar una auténtica revolución verde de cara a la reconstrucción de la pandemia“, a fin de ser un país más competitivo y eficiente, pero también “más responsable” con el planeta y con las generaciones futuras.
HERALDO DE MÉXICO
