Un hombre abrió fuego en una fiesta realizada fuera del campus de la Universidad Texas A&M en la localidad de Commerce, provocando la muerte de dos personas y lesiones a otras 12 y después escapó en medio del caos resultante, informaron el domingo las autoridades.
Los funcionarios creen que el blanco del agresor podría haber sido una persona específica que se encontraba en la fiesta de unos 750 asistentes en Greenville, a 24 kilómetros al suroeste de un campus del sistema de la Universidad Texas A&M, y que otras podrían haber sido baleadas al azar, dijo Randy Meeks, jefe del Departamento de Policía del condado Hunt. La policía aún busca al sospechoso, que no ha sido identificado, añadió.
El tiroteo ocurrió el sábado alrededor de la medianoche en lo que Meeks dijo era una fiesta de Halloween y de bienvenida para la Universidad de Texas A&M en Commerce, aunque las autoridades no han dicho si la escuela auspiciaba el evento. La policía cree que se trata de un solo agresor de sexo masculino que ingresó al lugar por la puerta posterior y comenzó a disparar con una pistola, comentó Meeks.
Añadió que se desató un “completo caos” luego de los disparos, con cientos de personas que huían, incluido el agresor. La policía informó inicialmente de 14 heridos, aunque posteriormente ajustó la cifra.
Entre los 12 lesionados hay seis personas que fueron arrolladas o que se cortaron con vidrios durante el alboroto, dijo el sargento Jeff Haines, portavoz del departamento de policía del condado. Otras seis sufrieron heridas de bala. Cuatro de ellas se encuentran en condición crítica y una estaba en buen estado de salud el domingo en la tarde. Se desconoce la situación del sexto lesionado.
Las autoridades no creen que el agresor portara una máscara o disfraz, señaló Buddy Oxford, subjefe de policía del condado Hunt. Añadió que vestía una sudadera azul.
Las autoridades tampoco han encontrado el arma utilizada en el ataque, indicó Oxford.
La Universidad de Texas A&M, campus de Commerce, y su presidente y director general Mark Rudin publicaron el domingo un comunicado en la página de la institución en Facebook, en el que se indica que cuatro de sus estudiantes recibieron atención médica y fueron dados de alta después del incidente. Rudin comentó que la universidad intenta contactar a los cuatro alumnos, que no fueron identificados.
Rudin señaló que “existe una enorme cantidad de desinformación” sobre el tiroteo y que hay asesoría disponible para todos los estudiantes en el centro de terapia de la universidad.
Las noticias de la balacera se propagaron en internet durante la noche. En las redes sociales proliferaban videos explícitos que pretendían mostrar a víctimas gravemente heridas en el suelo mientras se escuchaban gritos de fondo.
“Vi brevemente un video que era bastante explícito, pero no creo que eso vaya a ayudar en la investigación, para nada”, declaró Meeks.
Kimberly Wilson, de 46 años, estaba esperando una grúa para sacar al carro de su hija de un lodazal cercano. La hija, de 19 años, había ido a la fiesta desde Dallas, relató la madre. Añadió que la hija huyó despavorida cuando escuchó los disparos y llamó a su hermano para que fuera a recogerla.
«Está enojada, traumatizada, molesta. Está hecha un torbellino emocional”, relató Wilson, quien estuvo en Afganistán con el ejército y ya se retiró. «Cuando uno no está entrenado para lidiar con algo así, te estremece”.
La Jornada