Para Heineken, México no sólo es el país más importante en términos de negocios, sino que en muchos es ejemplo mundial en materia de sustentabilidad en la producción de cerveza, aseguraron Blanca Juti, directora global de Asuntos Corporativos de la empresa y Marco Antonio Mascarúa Galindo, vicepresidente de Asuntos Corporativos en México.
Juti ejemplificó que, en el tema de agua, México está adelantado, ya que la empresa se planteó en el 2008 el objetivo para el 2020 de reducir su consumo, lo cual se logró a finales de 2018 y por lo que la compañía tiene un uso promedio de 3.4 litros por cada mil mililitros de cerveza.
Explicó que ya se tiene una nueva meta de bajar ese consumo a 3.2 litros, lo cual en el ámbito global es muy complicado, pero que en México ya es de 2.5 litros; sin embargo, enfatizó que el beneficio para la naturaleza no es sólo la reducción, sino que es más importante el tratamiento del líquido para regresarlo a las cuencas hidrológicas.
En tal sentido, aseguró que, en el caso de Heineken, mientras que el agua tratada se regresa a las cuencas, el desecho resultante de ese tratamiento sirve de abono.
De la misma forma, en cuanto al renglón de la energía, indicó que la meta para el 2030 es lograr que el 70% de la energía que Heineken utiliza para su producción sea renovable, lo cual implica un gran reto, ya que en el 2018 el porcentaje era sólo del 14 por ciento.
Adicionalmente, dijo que actualmente no existe la tecnología para llegar a ese objetivo, por lo que, en busca de cumplirlo, incluso en forma adelantada, antes de 2030, la empresa ya echa mano de la investigación y la innovación.
“Queremos ser, al año 2030, 70% renovables; qué quiere decir eso, que en lugar de comprar offsets, lo que queremos ver cuando llegamos a una cervecera es el molino de viento, los páneles solares, las soluciones renovables, que en realidad se esté haciendo una solución que no sea el papelito que ya compré”, dijo.
Ejemplifico que, por lo anterior, “de las 10 fábricas cerveceras más grandes, que son solares, siete son nuestras”. Aseguró que la meta se complica al considerar que el 30% de la energía que requiere es eléctrica y el 30% térmica. Comentó que, muchos de los competidores aseguran ser 100% renovables en la primera, lo cual es más fácil que en la segunda.
Marco Antonio Mascarúa comentó que un ejemplo de fabricación circular es la planta de Meoqui, en Chihuahua, la cual, desde su diseño, busca reducir y reciclar el consumo de agua, usar la energía sobrante en el proceso para la producción, al mismo tiempo que se instaló junto a la cervecera la fábrica de vidrio para elaborar ese componente, que ahora es fotovoltaico, utilizando el calor de las calderas.
Dinero en imagen