México «se acerca» a convertirse, por presiones del gobierno de Estados Unidos, en un tercer país seguro en materia migratoria, señaló el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez.
Además, estimó que con la escasa infraestructura y personal con la que cuenta actualmente la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se tardaría cerca de cinco años en procesar y responder todas las solicitudes de asilo y refugio recibidas por el país.
Al participar en el séptimo ciclo de conferencia «Los derechos humanos hoy», el ombudsperson denunció que el gobierno mexicano ha optado por la aplicación de una política de contingencia privilegiando la seguridad nacional y no la seguridad humana.
En el evento, organizado por Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que la aplicación de este tipo de políticas de contención genera que los migrantes opten en su recorrido por rutas cada vez más peligrosas, donde su integridad física y emocional están en mayor riesgo y los hacen más vulnerables.
En su ponencia titulada «En defensa de la CNDH», González Pérez dijo que siempre ha existido presión en las relaciones entre la Comisión y los gobiernos en turno. «En nuestro caso, que estuvimos con dos gobiernos federales diferentes -con los presidentes Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador-, estas presiones han estado presentes», dijo el titular de la CNDH, quien está próximo a concluir el periodo para el cual fue elegido en noviembre de 2014.
Insistió que la CNDH «es un organismo que no es adversario de nadie», sino por el contrario, sirve como una «alerta» a los gobiernos y a la sociedad en materia de derechos humanos. «Somos colaboradores del cumplimiento de la ley», dijo González Pérez.
La Jornada