En los últimos seis años, los gobiernos de México y Estados Unidos han cooperado para mantener en óptimas condiciones de conservación, la arquitectura de la zona arqueológica de Palenque, en concreto, la Tumba de Pakal, en el interior del Templo de las Inscripciones, y cuatro estructuras de El Palacio, la unidad político-administrativa más compleja de esta antigua urbe maya.
Este lunes 15 de mayo se realizó la ceremonia clausura de este proyecto de preservación, al que se destinó un apoyo de medio millón de dólares, por parte del Fondo de Embajadores del Departamento de Estado para la Preservación Cultural (AFCP, por su sigla en inglés) de Estados Unidos; ejercidos a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El acto fue presidido por la coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), María del Carmen Castro Barrera, y por el consejero para la diplomacia pública de la Embajada de Estados Unidos en México, Silvio González, quienes coincidieron en que se trata de un aporte significativo a la permanencia de una antigua ciudad que es Patrimonio Mundial, por ser ejemplo del genio creador de la civilización maya.
Con la representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, la titular de la CNCPC comentó que el ingreso de Palenque, en 1987, a la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, se debió, entre otros aspectos, a la elegancia y calidad técnica de sus construcciones. “El que estos valores sigan revelándose a más de mil 200 años del esplendor de la ciudad, implica una responsabilidad enorme”, anotó.
El financiamiento del AFCP, añadió la restauradora, “permitió arrancar una intervención integral y sistemática en el conjunto arquitectónico de El Palacio. Desde hace tiempo, sabíamos que era necesario atender los procesos de filtración de las cubiertas, pero eso conlleva tiempo y recursos económicos y humanos, no siempre disponibles.
“Por eso celebramos las labores realizadas en las casas C, B, E y D, las cuales se trabajaron entre 2018 y 2021, inclusive, durante la contingencia sanitaria de la Covid-19. Afortunadamente, ahora con recursos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), destinado a sitios próximos a la ruta del Tren Maya, las tareas en El Palacio continúan en la Casa A”, detalló.
En su intervención, el representante de la Embajada de Estados Unidos en México, Silvio González, reconoció a los trabajadores de los ejidos Adolfo López Mateos y El Naranjo que, día con día, bajo la supervisión de arqueólogos y conservadores, han sacado adelante esta labor, que significa la recuperación del legado de sus ancestros para las generaciones futuras.
“El gobierno de Estados Unidos se honra de contribuir a mantener la herencia del pueblo maya, del pueblo mexicano, porque el mantenimiento de la historia, es el mantenimiento de la memoria, de lo que somos y podemos ser. El objetivo del AFCP es apoyar a esos legados nacionales; en el caso mexicano, ha contribuido con más de 1.4 millones de dólares, en diferentes proyectos, y este (Palenque) ha sido el más grande.
“México y Estados Unidos están conmemorando el bicentenario de relaciones diplomáticas. En ese sentido, la zona arqueológica de Palenque es ya ícono de la colaboración y el diálogo entre ambos países; desde aquí, hemos demostrado que la conservación, el arte y la cultura son también fuente de desarrollo sustentable para las comunidades cercanas”, expuso el diplomático.
Durante un recorrido por El Palacio, los responsables de la Sección de Conservación del Centro INAH Chiapas y del Proyecto Arqueológico Palenque, Haydeé Orea Magaña y Arnoldo González Cruz, detallaron los trabajos ejecutados en las casas C, B, E y D.
En todas las etapas se priorizó el retiro de materiales ajenos, como cemento, usado a mediados del siglo XX, y su reemplazo por combinaciones de cal y de arena al momento de reintegrar juntas constructivas o impermeabilizar cubierta, logrando intervenciones integrales, “desde sus cubiertas hasta sus pisos y desplantes”, indicó Orea Magaña.
Así, al replicar los sistemas constructivos antiguos, se logró, incluso, devolver su funcionalidad a dos estanques, los cuales, se cree, eran usados como espejos de agua por los antiguos jerarcas para contemplar el firmamento. En uno de ellos, en la confluencia de las casas B y F, en 2022, se localizó la escultura del llamado joven dios del maíz.
“En muchos de los depósitos rituales –agregó Arnoldo González– pudimos reunir lapidaria, cerámica o huesos de peces, mamíferos y aves, cuyo estudio nos ayudará a conocer con mayor detalle la historia de vida cotidiana y de las ceremonias efectuadas en el Palacio”.
Cabe destacar que una parte del dinero ejercido se destinó a la limpieza, impermeabilización y el retiro de materiales ajenos, como las referidas juntas de cemento del Templo de las Inscripciones, así como a la instalación de un sistema para medir la humedad, la temperatura y las concentraciones de dióxido de carbono en la cripta funeraria de Pakal, quedando pendiente un estudio de los materiales constitutivos de los nueve relieves estucados que rodean el sarcófago, el cual se pospuso para este 2023.
EL ECONOMISTA