La Corte Suprema de Estados Unidos debatió este lunes si una diseñadora gráfica cristiana puede negarse a crear páginas web de bodas para homosexuales y los magistrados conservadores parecían inclinarse a su favor. Durante una larga y a veces tensa audiencia, sus tres colegas progresistas expresaron objeciones por temor a abrir la puerta a cualquier tipo de discriminación en el ámbito comercial.
Si el alto tribunal falla a favor de esta diseñadora gráfica «sería la primera vez en la historia de la Corte que se autoriza a una empresa que atiende al público a negarse a atender a un cliente sobre la base de su raza, sexo o religión», destacó la jueza progresista Sonia Sotomayor.
Pero no es la primera vez que la Corte Suprema, que reconoció el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo en 2015, debe arbitrar entre la protección de las minorías sexuales y la libertad de expresión y de religión de los comerciantes. En 2018 le dio la razón a un pastelero cristiano que se negó a preparar una tarta de boda para una pareja gay. Pero se basó en motivos adicionales, sin llegar a promulgar principios generales.
Desde entonces, dos nuevos jueces, designados por el ex presidente republicano Donald Trump, han consolidado la mayoría conservadora y la Corte podría dictar una sentencia de mayor alcance, que se espera para antes del 30 de junio.
¿De qué va el caso de rechazar a clientes LGBT+?
En este caso Lorie Smith, quien se describe como una cristiana devota y destaca la dimensión artística de su trabajo, se negó a crear páginas web para matrimonios homosexuales. Al igual que el pastelero Jack Phillips, ella trabaja en Colorado, donde una ley prohíbe la discriminación por orientación sexual desde 2008 y puede imponer sanciones de hasta 500 dólares.
Sin embargo, a diferencia de él, no acude a los tribunales porque los homosexuales hubieran requerido sus servicios, sino de manera preventiva. Perdió dos veces y apeló a la Corte Suprema. Su abogada Kristen Waggoner, presidenta del grupo legal cristiano Alliance Defending Freedom, explicó que «la señora Smith tiene clientes LGBT+, pero ella está en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo» y no puede crear «sitios personalizados hechos a medida» para hacerles publicidad.
El debate entre los magistrados de la corte
La ley no menciona el contenido de los productos, pero obliga a ofrecerlos a todos los clientes, replicó el abogado de Colorado, Eric Olson.
Según él, Smith podría adornar sus sitios web con mensajes bíblicos sobre el matrimonio «entre un hombre y una mujer», pero no puede negarse a vendérselos a parejas homosexuales. Del mismo modo que «una tienda puede vender solo adornos navideños, pero no puede rechazar a los clientes judíos», explicó.
Pero varios jueces conservadores han defendido la opinión de la diseñadora gráfica. La jueza Amy Coney Barrett dijo que podría negarse a crear páginas web de boda para heterosexuales divorciados o que hayan cometido adulterio.
«Es el mensaje, no la orientación sexual de la pareja lo que importa», dijo.
Validar la ley de Colorado equivaldría a obligar a ciertas empresas a «adoptar discursos que desprecian», agregó su colega Samuel Alito.
«Hay gente honorable que se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo», añadió, negándose a que se compare esto con discriminación racista.
La jueza afroestadunidense Ketanji Brown Jackson, sin embargo, señaló que «históricamente, la oposición a los matrimonios interraciales y la integración a menudo se han justificado por motivos religiosos».
¿Acaso un fotógrafo de un centro comercial, para recrear el ambiente de la década de 1950, puede negarse a sentar a niños negros en el regazo de Santa Claus?», se preguntó Ketanji. «¿Y si alguien piensa que las personas discapacitadas no deberían casarse? ¿Dónde está el límite?», apuntó Sonia Sotomayor.
El juez conservador Brett Kavanaugh intentó reconciliarlos: «Parece que estás de acuerdo en los principios fundamentales: peluqueros, jardineros, fontaneros (…) no pueden invocar la Primera Enmienda (derecho a la libertad de expresión y religión) para rechazar los matrimonios homosexuales, pero es diferente para los artistas». Según él, el tribunal podría por lo tanto contentarse con responder a una pregunta: si los diseñadores de páginas web entran en la categoría de editores.
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