Con el fin de estudiar enfermedades como el Alzheimer y distintos tipos de demencia, la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, creó el primer Banco de Cerebros en México.
En este espacio dirigido por el doctor José Luna Muñoz se analizan los cerebros de individuos que padecieron alguna enfermedad neuro-degenerativa y de personas sanas, para comparar el procesamiento molecular patológico de las proteínas involucradas en estos padecimientos y, de este modo, buscar un biomarcador específico.
El BioBanco Nacional de Demencias (BND) nació como idea hace 25 años y fue hasta ahora que se logró su consolidación como receptor de órganos para la investigación, ofreciendo la posibilidad de otorgar servicios gratuitos en el diagnóstico histopatológico confirmatorio post mortem y el apoyo a estudiantes de la UNAM y de otras instituciones para realizar investigación en enfermedades neurodegenerativas.
El BND, que forma parte de la Red Latinoamericana de Bancos de Cerebros y es el primero de su tipo en México, cuenta con dos registros ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI): 2085417 y 2202462, que avalan su normatividad y funcionamiento.
El doctor José Luna Muñoz explicó que la donación es indispensable, porque representa un beneficio multilateral, ya que contribuye al desarrollo científico y al mejoramiento de la humanidad.
Detalló que el proceso se realiza mediante una autorización previa de los familiares o donante, quienes firman una carta de intención para entregarla al BioBanco una vez que ocurra la muerte.
La extracción de los encéfalos y fragmentos de órganos se realiza dentro de las 12 horas posteriores al deceso, para evitar la degradación de proteínas. Las muestras son resguardadas en el BDN, donde se separan los dos hemisferios para su conservación y estudio: el hemisferio derecho se secciona en cortes coronales de la corteza temporal a occipital y se conserva a -80° centígrados.
Mientras que el hemisferio izquierdo se sumerge en formalina al 10 por ciento, a 4° centígrados, para después realizar el diagnóstico histopatológico que busca definir la enfermedad que sufrió el paciente en vida.
Históricamente las enfermedades neurodegenerativas han sido asociadas al proceso de envejecimiento y erróneamente identificadas como casos de demencia senil. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo existen aproximadamente 47 millones de personas con algún tipo de demencia y se calcula que para el 2030 la cifra aumentará a 75 millones.
Debido a que se desconoce el origen de estos padecimientos y a que sólo se pueden confirmar post mortem, resulta crucial desarrollar métodos de diagnóstico certeros, no invasivos y hechos en vida.
El doctor en Ciencias de la Salud agregó que en el BND, coordinado por los maestros Sandra Martínez Robles y Erik González Ballesteros, también se analizan los cerebros con otras afecciones, como la adicción a las drogas y alcohol, diabetes mellitus, la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), el cáncer y el covid-19, para determinar la relación que éstas puedan tener con las demencias.
EXCELSIOR