Guillermina Sarzosa: El alma de la lucha libre vive en ella

México cuna de tradiciones y costumbres, aficionado a los deportes, y no hay deporte más mexicano que la lucha libre, el  21 de septiembre recordamos y celebramos el día nacional de este deporte.

Los orígenes de la lucha libre datan de los carnavales y «music halls» del siglo XIX, en los que tenían lugar demostraciones de forma física y fuerza. La lucha libre profesional moderna usualmente posee rasgos de agarre y acrobacias aéreas, así como varios estilos de artes marciales.

La lucha libre profesional es especialmente famosa en Japón, Estados Unidos y México.

En México en particular se utiliza más el llaveo y la lucha aérea. Los antecedentes de la lucha libre mexicana se remontan hacia 1863 durante la Intervención francesa en México, cuando Enrique Ugartechea quien es considerado como el padre de la lucha mexicana, desarrolló e inventó la lucha libre mexicana a partir de la lucha grecorromana.

Cualquier persona digna de llamarse mexicana sabe al menos el nombre de algún luchador, y no es para menos pues con el paso del tiempo tomó tanta popularidad que llego a convertirse en un ritual para las familias mexicanas, cada fin de semana llevando a los hijos, hermanos incluso abuelos a disfrutar la pelea de su máscara o cabellera favorita.

Una de las aficionadas mas leales de este deporte se llama Guillermina Zarzosa, quien es conocida como » La cavernaria» que por mas de 70 años ha asistido a todas las funciones, ahora que sabes el números de años que lleva viendo las luchas, ¿Podrás llamarte un verdadero fanático?.

«Mi papá me llevaba desde chica a las funciones y se me fue adentrando ese gusto por la lucha, me llamaba la atención su vestidura, sus capas, todo, como luchaban y todo que antes para mi era más bonito, puro ras de lona» explica Guillermina, la gran aficionada a la lucha libre.

Es conocida como » La cavernaria» ya que es fiel admiradora y amiga del luchador Rodolfo «CAVERNARIO» Galindo, ha asistido desde la inauguración de la Arena Coliseo, que fue en el año 1943 hasta el fallecimiento de este luchador de oro y lo recuerda aun con lagrimas en los ojos.

Además cuenta con miles de objetos por no decir que recuerdos con cada uno de ellos, muchos se lo han regalado los luchadores, cuenta que el que más aprecia fue conocer y cenar con el mas reconocido luchador «EL SANTO» tras ganar un concurso.

«Eso fue lo máximo que he tenido la alegría y suerte de haber conocido al personaje, era una persona muy amable, muy cariñosa y muy respetuoso» mencionó Guillermina.

Hoy por hoy y a pocas días de cumplir 85 años, Guillermina muestra con orgullo su hogar el cual es adornado por miles de mascaras, capas y fotos, esperando algún día regresar a su segundo hogar, es decir, la Arena Coliseo.

 

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