Investigadores de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos y los Estudios Prospectivos de Copenhague sobre el Asma en la Infancia y la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, han descrito por primera vez cómo el parto por cesárea interfiere con la capacidad del bebé para obtener gérmenes beneficiosos del microbioma de la madre, y cómo esto puede conducir al asma en la primera infancia.
El estudio, publicado en la revista ‘Science Translational Medicine’, tiene implicaciones para comprender el papel de la cesárea en el sesgo potencial de la microbiota de un niño (los billones de microorganismos beneficiosos que viven en y sobre nuestros cuerpos) y cómo esto puede influir en la salud. Podría conducir a nuevas estrategias de prevención, incluidos esfuerzos específicos para corregir las alteraciones en el microbioma de un niño.
«Cada generación de madres cede su microbioma a la siguiente, ya que el bebé está cubierto de gérmenes beneficiosos mientras es ‘exprimido’ a través del canal del parto, pero esto no sucede con los bebés nacidos por cesárea», explica el coautor Martin Blaser, director del Centro de Biotecnología y Medicina Avanzadas de Rutgers.
«Los bebés que nacen por cesárea necesitan un tiempo para desarrollar un microbioma normal. Y durante ese tiempo, mientras el sistema inmunológico también se está desarrollando corren un mayor riesgo de desarrollar posteriormente ciertas enfermedades como el asma –añade–. Este estudio proporciona un mecanismo para el vínculo conocido entre el parto por cesárea y un mayor riesgo de asma».
Los investigadores analizaron los efectos del parto vaginal frente a la cesárea durante el primer año de vida de 700 niños. Para determinar si el tipo de parto causó alteraciones en el microbioma y si estas estaban asociadas con el asma, examinaron muestras fecales de niños a la semana, al mes y al año para determinar la diversidad y madurez microbiana.
Los investigadores encontraron que el parto por cesárea se asoció con más del doble de riesgo de asma y alergias posteriores, así como con cambios significativos en la composición de la microbiota intestinal. Sin embargo, al año de edad, el riesgo de asma se redujo en los niños nacidos por cesárea si su microbiota intestinal se había recuperado de su alteración inicial y había comenzado a madurar normalmente.
«A pesar de que un niño nace por cesárea y tiene una inmensa perturbación microbiana temprana, esto puede no conducir a un mayor riesgo de asma si el microbioma madura lo suficiente antes del año –señala Jakob Stokholm, científico principal del Estudio prospectivo de Copenhague sobre el asma en la infancia y el primer autor del estudio–. Nuestro estudio propone la perspectiva de restaurar un microbioma perturbado por cesárea y, por lo tanto, tal vez prevenir el desarrollo de asma en un niño, que por lo demás corre un alto riesgo».
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