El primero de febrero, el Tatmadaw y las fuerzas armadas birmanas orquestaron un golpe de Estado contra el gobierno democrático de Aung San Suu Kyi. Después de este evento, la sociedad civil salió a manifestarse pacíficamente contra las acciones de los militares. Al día de hoy, estas protestas continúan. Además, los líderes opositores han exhortado a la ciudadanía a salir a las calles para mostrar su descontento. No obstante, ante los reclamos de la sociedad civil, la Junta militar ha comenzado con una serie de medidas violentas y represivas.
En los últimos días, los birmanos han denunciado ante la comunidad internacional los ataques violentos contra los manifestantes que, hasta ahora, han ocasionado la muerte de varias personas. Asimismo, se ha restringido el acceso a internet y la difusión de los medios de comunicación. Ante el aumento de la represión y la imposición de la Junta militar como una alternativa de gobierno, el éxodo de la población birmana ha comenzado.
Las protestas contra el golpe de Estado se han llevado a cabo principalmente en Rangún, la capital birmana. Así, ante los disturbios y la represión violenta, la Junta militar ha impuesto ley marcial en esta zona y cientos de personas han abandonado sus hogares. No obstante, desde que se llevó a cabo el golpe de Estado, los habitantes del país han migrado en busca de refugio hacia las principales fronteras.
La semana pasada, policías birmanos pidieron refugio en India, pues se negaron a atacar a los protestantes pacíficos y temían que el ejército tomara represalias en su contra. En este caso, las autoridades de la frontera india se han mostrado empáticos ante la situación de los solicitantes de asilo. No obstante, el Gobierno nacional se ha pronunciado en contra del ingreso de solicitantes de asilo birmanos. Así, al gobierno indio se le ha acusado de priorizar su relación con el actual gobierno golpista y sus intereses en la región frente a una crisis humanitaria. En contraste, el gobierno tailandés se ha preparado para recibir refugiados, aunque ha hecho hincapié en la falta de recursos para sobrellevar sus tareas humanitarias.
A pesar de las diferentes respuestas de los Estados fronterizos, lo cierto es que el derecho internacional de los refugiados ha causado controversia en la región. En este caso, ni India, ni Tailandia están adheridos a la principal convención sobre refugiados a nivel internacional, y la legislación interna sobre asilo tampoco es satisfactoria. Por ejemplo, los rohinyá, una minoría étnica y religiosa perseguida en Myanmar, han solicitado refugio por años. Empero, su situación es precaria, sus derechos están desprotegidos y, generalmente, se recae en la ayuda internacional para lidiar con esta cuestión. Si bien algunas veces los Estados han ofrecido ayuda a los solicitantes de asilo, también pueden tomar la dirección contraria. Por ello, es esencial definir mecanismos de protección para los migrantes y solicitantes de asilo a nivel regional.
En este caso, las recientes acciones de India y Tailandia nos muestran qué podría pasar en un futuro cercano. Lo cierto es que el éxodo birmano apenas comienza. Sin embargo, si no hay una solución pronta sobre el estado político en Myanmar, es posible que una crisis de refugio surja en la región.
HERALDO DE MÉXICO