El matrimonio de Melinda y Bill Gates parecía ejemplar: una pareja que se había casado hace 27 años y abanderando importantes causas sociales en común alrededor del mundo. Sin embargo, a raíz de la noticia de su divorcio, más detalles de la relación han salido a la luz, como que el empresario se iba de vacaciones cada año con su exnovia, Ann Winblad.
Un acuerdo al que Bill y Melinda llegaron desde antes de casarse en 1994.
“Incluso ahora, Gates tiene un acuerdo con su esposa de que él y Winblad pueden mantener viva una tradición de vacaciones”, dijo en su momento el periodista Walter Isaacson en 1997 a la revista Time.
“Cada primavera, como lo han hecho durante más de una década, pasa un fin de semana largo con Winbland en su cabaña en la playa en los Outer Banks de Carolina del Norte, donde viajan en buggies, planean en ala delta y caminan por la playa”, agregó el también escritor.
Posteriormente, en la misma revista, Bill Gates aceptó que sí tenía ese acuerdo con Melinda y habló sobre sus viajes con su exnovia, quien también se casó con Alex Kline, detective y hermano del actor Kevin Kline.
“Podemos jugar al putt-putt mientras hablamos de biotecnología”, comentaba el informático.
Una relación especial
Gates y Winblad se conocieron en un evento de tecnología en 1984. En 1987, Winblad se unió a Microsoft como gerente de producto. Tras su ruptura la fuerte relación de la expareja continuó a tal grado que Bill buscó la aprobación de Ann para la propuesta de matrimonio que iba hacerle a Melinda.
“Cuando estaba pensando en casarme con Melinda, llamé a Ann y le pedí su aprobación”, reveló Gates, quien dijo que ella dio el «visto bueno». También dijo que juntos podían compartir sus «pensamientos del mundo» y de ellos mismos.
La expareja romántica también compartió en el pasado viajes a distintas partes del mundo, incluido México, más allá de su viaje anual a las playas de Carolina del Norte.
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