Todos hemos escuchado la famosa frase “El dinero no crece en los árboles”, y es verdad, el dinero proviene de nuestro trabajo.
Laboramos, como mínimo, 8 horas diarias durante cinco días a la semana. Por supuesto, hay quienes trabajan más.
A nadie nos sobra el dinero. Definitivo. Lo mejor que podemos hacer con el fruto de nuestro esfuerzo es cuidarlo, para no tener problemas de efectivo antes del día de pago.
Pero, si no nos alcanza, puede que sea por tener una mala administración, o de alguna forma, tenemos gastos tontos que debemos detener. A continuación, presentamos algunos focos que podrían llevarse tu quincena y quizás no lo notas.
1. Compras cosas nuevas, porque son nuevas
Encontramos cierto placer o satisfacción en adquirir algo nuevo. Las tiendas ofrecen todo el tiempo nuevas versiones de cosas que ya tenemos, y sólo modifican el diseño para hacer que compremos.
Por ejemplo, los autos se devalúan el 10% al salir de la agencia y al año pierden un 19% de su valor. No es necesario reemplazar un iPhone cada que sale uno nuevo, al final ambos teléfonos hacen lo mismo y los cambios entre versiones son mínimas.
2. Compras cosas que no necesitas
Este problema es común, cuando vemos algo en oferta sentimos el impulso de comprarlo porque es barato, y no porque realmente lo necesitemos. Las temporadas de rebajas están hechas para incentivar el consumo y hacer que reemplacemos lo que ya tenemos, aunque esté en buen estado.
Los descuentos nos dicen que podemos ahorrar mucho, porque es nuestra oportunidad para comprar. Suena obvio pero la mejor forma de no desperdiciar el dinero es simplemente no comprar.
3. Pagas anualidades por tarjetas de crédito
Una gran parte de los bancos tienen un producto de crédito por el que no se paga anualidad. Sólo es cuestión de preguntar y contratarlo. Pagar una anualidad es un lujo que muchos se pueden dar, pero, en general, las tarjetas de crédito dan el mismo servicio.
4. No usas tus tarjetas de lealtad
Normalmente las tiendas tienen programas de lealtad en los que ofrecen beneficios a sus clientes. Las empresas se dan cuenta de los patrones de consumo y ofrecen las tarjetas para acumular puntos o tener acceso a ciertos descuentos.
El no aprovechar estos programas, hacen que gastemos un 20% más cada vez que compramos en esa tienda. Inscribirse no cuesta nada, sólo hay que proporcionar datos para que nos lleguen las promociones.
5. Comes mucho en la calle
Las aplicaciones de comida a domicilio son las verdaderas enemigas de nuestro bolsillo. Es cómodo porque no tenemos que cocinar, pero el costo de la comida se incrementa bastante. Aun si estamos en el trabajo, comer diario en restaurante es un gasto que pocos pueden sostener.
Es momento de aceptarlo: comer en casa es más sano y nos cuesta menos. Las propinas e impuestos incrementan un 25% el costo de nuestros alimentos.
Fuente: Dinero en imagen