Sophia Jex-Blake, la líder de «Las siete de Edimburgo», que provocó motines por osar estudiar medicina

Imagina que tienes que rendir el examen más difícil de tu carrera. Estudiaste por meses y cuando llegas a rendir te encuentras con un grupo de hombres que no te dejan entrar a la sala de examen y te atacan a los gritos, lanzándote basura y lodo.

Logras atravesar la multitud y arrastrarte dentro de la sala, donde tomas asiento, con el corazón latiendo fuertemente. Justo entonces, el examinador dice: «Es hora de comenzar».

¿Cómo crees que te iría?

Esto fue lo que le pasó a un grupo de mujeres hace 150 años en Reino Unido, cuando querían convertirse en las primeras graduadas en Medicina de una universidad británica.

El grupo, que se hizo conocido como «Las siete de Edimburgo«, estaba liderado por Sophia Jex-Blake, e increíblemente todas lograron aprobar el examen. Aunque tardarían un siglo y medio en obtener su título.

La líder

Sophia Jex-Blake nació en Hastings, en el sur de Inglaterra, en 1840. Venía de una próspera familia religiosa.

De niña era ingeniosa y de carácter fuerte, y pensaba que algún día sería maestra o escritora.

Pero eso cambió después de un viaje a Estados Unidos durante el cual conoció a mujeres astrónomas, una profesora de matemáticas y a la doctora Lucy Sewell, una de las primeras mujeres en practicar medicina en EE.UU.

Así nació su deseo de convertirse en doctora. En 1869 publicó un ensayo: «La medicina como profesión para las mujeres», argumentando que el sexo femenino era inherentemente bueno con el cuidado y que los conventos habían sido centros de curación durante siglos.

También planteó que la cuestión de si los intelectos de las mujeres eran inferiores a los de los hombres podía resolverse fácilmente proporcionando «un campo justo y sin favores«.

Con esto en mente, comenzó a buscar una universidad que le permitiera convertirse en doctora.

Eligió la Universidad de Edimburgo por dos razones: la Escuela de Medicina era excelente y en esa ciudad tenía amigos que estaban a favor de la educación de las mujeres.

Jex-Blake conocía el caso de Elizabeth Garret, que unos años antes se había aprovechado de una laguna en las regulaciones médicas y se había calificado como doctora a través de la Excelentísima Sociedad de Boticarios.

Apenas se graduó, las autoridades cambiaron las reglas para prohibir que otras mujeres hicieran lo mismo.

Jex-Blake no quería hacer lo mismo, quería que otras mujeres estudiaran a la par de ella.

Logró encontrar a otras seis mujeres que querían convertirse en doctoras: Edith Pechey, Isabel Thorne, Matilda Chaplin, Helen Evans, Mary Anderson Marshall y Emily Bovell -una banda femenina que sería apodada «Las siete de Edimburgo»-.

En 1869, la Universidad de Edimburgo acordó permitirles asistir a algunas clases de Medicina y tomar algunos exámenes, aunque no les permitió asistir junto con los hombres.

Tenían que persuadir a cada profesor individualmente de que valía la pena enseñarles y además pagar las clases por separado.

Éxito académico

A pesar de todas las limitaciones brillaron académicamente, lo que para algunos representó un gran problema.

En sus primeros exámenes, una de las Siete, Edith Pechey, obtuvo el primer lugar en Química, lo que debería haberle permitido obtener una beca. Al ser mujer, no se la dieron, algo que fue reportado por algunos diarios de la época, que simpatizaron con la joven.

Esto enojó a muchos estudiantes y docentes de la universidad, que pusieron presión para que se les dejara de enseñar a las Siete. También se levantaron peticiones para que las mujeres no pudieran ser doctoras.

Las Siete se encontraron con constantes obstáculos. Cuando tres de ellas debían tomar un examen de Obstetricia, los tres hombres que iban a examinarlas renunciaron.

El Colegio Real de Médicos de Edimburgo se opuso tajantemente a la posibilidad de que hubiera mujeres médicas.

«No se qué hilos se movieron, pero el resultado fue que los estudiantes con los que trabajamos se volvieron ofensivos, cerrando puertas en nuestros rostros, estallando en aullidos cuando nos acercamos, como si hubiera habido una conspiración para hacernos la vida tan incómoda como era posible», denunció Jex-Blake.

Esa atmósfera de violencia condujo, al final, a los disturbios a gran escala que ocurrieron cuando las mujeres acudieron a rendir un examen de Anatomía, el 18 de noviembre de 1870.

La protesta quedó en la Historia con el nombre de «La revuelta del salón de los cirujanos«.

Sin título

A pesar de que todas aprobaron, y que milagrosamente habían logrado sobrevivir a cuatro años de carrera, la ley finalmente les bloqueó el camino.

Un fallo de la Corte Suprema determinó que no se podía obligar a la Universidad de Edimburgo a otorgar títulos médicos a las mujeres.

Aunque significó una gran derrota para las Siete, ni siquiera eso pudo poner fin al sueño de Jex-Blake: se terminó graduando como médica en 1877, pero no en Reino Unido sino en Suiza, en la Universidad de Berna.

Regresó a Edimburgo, donde practicó medicina, hasta su retiro en 1889. Además de ejercer su profesión, también fomentó la educación de otras mujeres médicas, formando la Escuela de Medicina para Mujeres de Edimburgo.

La institución cerró sus puertas en 1892, cuando la Universidad de Edimburgo empezó a aceptar a estudiantes femeninas.

Jex-Blake pasó sus años de retiro viviendo en la costa sur de Inglaterra junto con otra médica, Margaret Todd, quien se cree era su pareja, y quien terminaría escribiendo una biografía sobre su vida.

En 2015, el gobierno escocés colocó una placa para conmemorar el lugar donde ocurrió la «revuelta del salón de los cirujanos».

Y en julio de 2019, 150 años después de que «Las siete de Edimburgo» se convirtieran en las primeras mujeres admitidas a estudiar Medicina en Reino Unido, la Universidad de Edimburgo las honró, entregándoles títulos honorarios póstumos en Medicina.

 

 

 

 

 

BBC

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