Cómo acabar con el dolor de espalda

El dolor de espalda es un mal de nuestros días. Puede ser consecuencia de la mala postura, de levantar pesos excesivos, de una lesión y de afecciones como artritis o hernias, pero también es posible que tu médico no encuentre la causa, lo que lo hace más difícil de aliviar… y de soportar. Pero no pierdas las esperanzas.

Si dura más de tres meses, podemos estar hablando de dolor crónico. Puede que desaparezca unos días, pero siempre regresa y la sensación de frustración es grande. Un posible tratamiento es hacer una cirugía, pero hay otras opciones menos traumáticas que pueden dar resultado. Te contamos lo que recomiendan un especialista de Johns Hopkins Medicine y el Colegio Americano de Reumatología.

 

Revisa tu mente y tus emociones

El dolor de espalda crónico te afecta también emocionalmente. Para controlar la frustración, la irritabilidad, la depresión y otros aspectos psicológicos relacionados con el dolor crónico, es importante que acudas a un psicólogo de rehabilitación. La meditación es otra alternativa que puede dar excelentes resultados.

 

Haz fisioterapia

El Colegio Americano de Reumatología sugiere que sería beneficioso acudir a un fisioterapeuta para desarrollar un programa personalizado de ejercicios y recibir formación. Y aclaran que no hay necesidad de reposar en la cama cuando sufres de estos dolores: los pacientes deben continuar con sus actividades cotidianas, si lo toleran.

 

Incluye el ejercicio en tu rutina

Andrew Nava, experto en rehabilitación del dolor de espalda del Johns Hopkins, explica que el ejercicio es la base del tratamiento (flexiones, estiramientos), pero lo debes hacer bajo la supervisión de tu médico. No todos los ejercicios funcionan para todos los casos, estos deben adaptarse a tus síntomas y condiciones específicos. Mantener la rutina en casa también es muy importante.

 

Cambia tu dieta y cuida tu peso

Hay alimentos que inflaman como los que tienen alto contenido de grasas trans, azúcares refinados y los procesados. Pregunta a tu médico si tu dieta puede estar influyendo es tu dolor de espalda y si es necesario cambiarla. Mantener un peso saludable también te puede ayudar a aliviar el dolor, ya que se reduce la presión sobre tu columna vertebral.

 

Relaja tu cuerpo con masajes

El Colegio Americano de Reumatología propone los masajes como un posible tratamiento efectivo. Explican que hay evidencias de que los masajes han aliviado a pacientes con lumbago y en especial a aquellos con dolores debido a hernia de disco, estenosis espinal o tumores que afectan las estructuras de la columna vertebral, necesitan operarse.

 

Haz terapias con frío o calor

Si te pones hielo o calientas tu espalda, puede ser una buena alternativa. Darte masajes con hielo de cinco a diez minutos en la zona afectada cuando comienza el dolor puede aliviarte, así como aplicarte calor, pues tus músculos se relajan.

 

Apóyate en terapias alternativas

Yoga, tai chi, acupuntura, la biorretroalimentación, la terapia con láser, la estimulación nerviosa eléctrica y otros tratamientos de columna no quirúrgicos también pueden hacer una diferencia para el dolor de espalda crónico. Habla con tu especialista sobre tratamientos alternativos que podrían beneficiarte.

 

Acepta tu limitaciones

«Escucha a tu cuerpo y aprende a mantener el ritmo», sugiere Nava. Cuando hay dolor, es importante que sepas hasta dónde puedes llegar y que te adepta¿es a esas limitaciones. Si estás haciendo alguna actividad y te sientes cansado, para y tómate un tiempo. También puedes hacer una lista de las actividades que lo empeoran y evitarlas, en la medida de lo posible.

 

No descartes las inyecciones

Los bloqueos nerviosos, las epidurales de esteroides y otras terapias inyectables son alternativas para detener o disminuir el dolor durante un período de tiempo (no a largo plazo). Sin embargo, se usan cuando se conoce la fuente del dolor y, dependiendo de dichas causas, pueden funcionar o no.

 

Toma fármacos (supervisado por tu médio)

Los expertos sugieren tomar analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares y otros fármacos para aliviar, pero la mayoría tiene efectos secundarios y no están diseñados para un uso prolongado. Los opioides no deben usarse como primera opción, alerta Nava, pues muchos son adictivos y no abordan la causa subyacente de tu dolor. Pregunta opciones a un especialista y no te automediques.

 

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