Un empresario alemán de software presenta al público su colección de videoarte Fluentum en un edificio militar nacionalsocialista de su propiedad ubicado en el corazón de la capital de Alemania.
Los nazis prepararon aquí batallas aéreas y combates con cañones antiaéreos durante la Segunda Guerra Mundial. El general estadounidense Lucius D. Clay organizó desde este lugar el legendario puente aéreo que mantuvo con vida a Berlín durante el bloqueo de la ciudad entre 1948 y 1949.
En el edificio principal del antiguo terreno del cuartel en Dahlem, en lo más profundo del oeste de Berlín, se verán de ahora en más imágenes bien distintas. El empresario de software berlinés Markus Hannebauer presenta aquí su colección de arte Fluentum con videos contemporáneos.
El camino al ex edificio de comando transcurre desde el paseo al borde del bosque berlinés de Grunewald hasta aquí. Incluso sin el águila imperial que lo coronaba antes, este primer edificio monumental del ejército nacionalsocialista en Berlín sigue intimidando. «Hay que tener en cuenta que el edificio tiene una historia misteriosa», dice su nuevo dueño.
Después de la guerra residieron aquí los cuarteles generales estadunidenses, pero tras la retirada de los estadounidenses en 1994 ya no se le dio un uso fijo al edificio.
Tom Cruise pasó por aquí y actuó algunas escenas de «Operación Valquiria», Quentin Tarantino rodó aquí escenas de su película «Inglourious Basterds». «La idea fue evaluar los pros y contras del edificio y ver cómo se podía transformar arquitectónicamente y desde su contenido en algo que sea hoy en día no sólo relevante, sino que genere un lugar positivo», dice Hannebauer.
El edificio fue un desafío. «Estuvo mucho tiempo vacío, nadie lo quería, era simplemente demasiado grande, demasiado complicado, demasiado especial, también por lo que tiene que ver con la protección de monumentos», afirma el propietario.
Sin embargo, le pareció apropiado para la presentación de videos.
«Otros lugares se esfuerzan por oscurecer todo para el videoarte, construyen blackboxes», dice. Sin embargo, al parecer no hubo que construir mucho gracias al mármol oscuro de la entrada y el hall de recepción. «De todas formas, hicimos muchas reformas», asegura.
En dos pisos hay ahora siete ambientes con 600 metros cuadrados de superficie para exposiciones.
Fluentum será así una de las casi 20 colecciones de arte privadas de acceso público en Berlín. También otras de ellas se alojan en edificios históricos: la colección Boros se encuentra en un enorme búnker de la guerra, mientras que la colección berlinesa de Burda se mudó a una ex escuela para niñas judías.
La Jornada