La colonia Roma, formada por al menos cinco Romas definidas por sus características sociales, arquitectónicas y espaciales, es la más descrita por la literatura que cualquier otra y es central en la cultura de la capital y del país, afirma el investigador Manuel Perló.
También es bastante conocida internacionalmente antes de la película Roma,de Alfonso Cuarón; incluso, hay personas que van especialmente a la Roma. Es una colonia de culto
, menciona a La Jornada Perló Cohen, quien se dice fanático durante más de medio siglo de esta zona nacida hace 115 años.
Además de Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, la obra más importante sobre esta urbanización, ha sido descrita desde finales de los años 20 por Martín Luis Guzmán en La sombra del caudillo; en Ensayo de un crimen, de Rodolfo Usigli, y en la novela Colonia Roma (1960), de Augusto Sierra. Además, de en La región más trasparente y en cuentos de Carlos Fuentes, donde hay personajes, por ejemplo, de la vieja oligarquía porfiriana que no quieren salir de ella porque es su lugar
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En el ámbito cinematográfico, hay películas como Una familia de tantas, de Alejandro Galindo, que se filma en una de sus vecindades, y la adaptación de Las batallas en el desierto.
Desde la década de los años 30 alberga a muchos migrantes del país y el extranjero, como los refugiados españoles. Leonora Carrington y Claudio Sánchez-Albornoz encontraron en la colonia Roma un espacio hospitalario
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Arquitectura distintiva
El inicio de la Roma se dio en la Plaza Río de Janeiro y la actual estación Insurgentes del Metro. En los años 20 empezó a construirse un segundo segmento. “Lo puedes ver por los estilos arquitectónicos. A finales de esa década y en la siguiente se ve mucho art déco, incluso en vecindades”, refiere el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Es una colonia heterogénea en lo social y en lo arquitectónico respecto de las colonias anteriores al porfiriato y de las que surgirían después. No se identifica únicamente con una época y un grupo social. Es la colonia de la Revolución Mexicana. Contiene el estilo art déco y el art nouveau, luego tienes el estilo colonial californiano y la influencia racionalista de la arquitectura moderna.
Otro rasgo característico es que fue habitada por presidentes y ex presidentes. “Había identificación con el poder, primero con el porfiriano y luego con el revolucionario. Había una cantidad de revolucionarios que se hicieron de casas ahí. Plutarco Elías Calles, en la calle Guadalajara; Pascual Ortiz Rubio y Aarón Sáenz Garza, en la regia Roma Norte.
Marcada división
Conforme te vas desplazando hacia el sur, ves una Roma de calles más pequeñas, sin las viviendas enormes del Norte. No encuentras en la Roma Sur casas porfirianas, que en realidad eran posteriores a la revolución, pero con la influencia de los arquitectos de la época: Manuel Gorozpe y otros famosos
, explica el doctor en planeación urbano-regional por la Universidad de California, Berkeley.
La colonia Roma Sur, menciona Perló Cohen, ha sido menos estudiada y hay muy poca obra literaria sobre ella. De alguna manera siempre existió una división entre estas dos Romas. “En ello influyó la construcción del multifamiliar Benito Juárez –diseñado por Mario Pani y con murales de Carlos Mérida– destinado a los profesores”.
En La colonia Roma Sur: una colonia de personajes, de Germán Rueda, se narra cómo pertenecía a “la clase media emergente que quería irse a otros lugares. Había personajes como José López Portillo y políticos que llegaron ahí y se fueron a otros lugares; así como los comediantes Mario Moreno Cantinflas, Germán Valdés Tin Tan, El Loco y Estanislao Shilinsky.
También es un lugar muy atractivo para minorías, como la población judía: en una época el mayor número de sinagogas se encontraba ahí, o para emigrantes sirio libaneses. Había muchas minorías y donde grupos de artistas encontraron un buen espacio para vivir.
Por otro lado, “en la novela El vampiro de la colonia Roma Luis Zapata habla de la importancia que tenía esta colonia para la entonces clandestina comunidad gay. Les encantaba irse a vivir ahí. Tenía burdeles y casas de citas. Un lugar atractivo y pecaminoso”.
Fuente: La Jornada