La violencia que se registra en las localidades con la denominación de Pueblo Mágico no debería ser un factor determinante para expulsarlas del programa, dado que éste tiene impactos sociales asociados a la marca turística, aseguró José Angel Díaz Rebolledo, director general de Gestión de Destinos de la secretaría de Turismo, el área que opera el programa Pueblos Mágicos.
“No debería ser un factor determinante” porque la violencia que se pueda registrar en uno de los 121 pueblos mágicos suele ser un problema de tipo coyuntural, dijo el funcionario en una entrevista con La Jornada. Además, el programa tiene beneficios asociados a la marca pueblos mágicos, cuya propiedad es de la Sectur desde noviembre de 2001.
Durante el sexenio de Felipe Calderón, los pueblos mágicos de Creel, Chihuahua, o Cosalá, Sinaloa, registraron índices de violencia y de percepción de inseguridad que generaron críticas por la circunstancia de que son destinos turísticos. Más recientemente, Mier, en Tamaulipas, vivió momentos complicados por la inseguridad. Sin embargo, ninguno de los tres pueblos mágicos fue expulsado del programa federal, que comenzó a operar durante el sexenio de Vicente Fox.
El programa, que incluye a 121 localidades del país como destinos turísticos, tiene sus reglas. Cada año, el gobierno federal realiza una evaluación a las localidades para evitar que haya faltas al reglamento y entre otros aspectos, está la prohibición del comercio ambulante, pero no el factor de la violencia, la inseguridad o la percepción de inseguridad.
Si una localidad presenta irregularidades se le amonesta y, en caso de no resolverlas, se le expulsa del programa. En los últimos 12 años, algunas localidades han sido expulsadas como Mexicaltzingo, en Nayarit, o Tlacotalpan, Veracruz. Otras han sido retiradas del programa pero han retornado, como Tepoztlán, Morelos.
En el caso de Mier, en Tamaulipas, las autoridades locales emprendieron medidas de seguridad en conjunto con el gobierno federal, pues haberles retirado la marca pueblos mágicos los habrían eliminado “del mapa”. “Hay que ser sensibles, es una responsabilidad expulsar a una localidad cuando hay beneficios asociados a la marca. Socialmente es difícil”, señaló Díaz Rebolledo en la entrevista.
La violencia “puede ser un problema de tipo coyuntural en donde no debería ser factor determinante” para permanecer dentro del programa, agregó el funcionario de la Sectur.
Díaz Rebolledo consideró necesario hacer una reflexión al momento de evaluar a las localidades, por lo cual la actual administración federal lleva a cabo un plan para que los pueblos mágicos con amonestaciones permanezcan dentro del programa.
El funcionario explicó que existe un plan de “incubadora” que permite a las autoirdaeds locales y a los comités ciudadanos de tener asesorías para cuando un nombramiento se encuentre en riesgo.
En Mier –abundó el funcionario- se vivieron situaciones de riesgo. Casas vacías, problema de percepción e inseguridad. Pero el gobierno envió seguridad miltar a esa zona, hubo colaboración de autoridades y del comité local, y la marca pueblos mágicos aún se mantiene en ese destino turístico que es frecuentado por estadunidenses.
Fuente: La Jornada