La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) estimó este lunes que 191 mil personas en Indonesia necesitan ayuda humanitaria urgente tras el terremoto y el tsunami en la isla de Célebes.
Entre ellas hay 46 mil niños y 14 mil personas mayores así como la población que vive lejos de los centros urbanos, más vulnerable, indica la ONU.
Indonesia pidió ayuda internacional tras los dos devastadores terremotos y el tsunami que dejaron al menos 844 muertos en la isla oriental de Sulawesi, según los datos más recientes dados a conocer hoy por la Agencia Nacional para la Gestión de Desastres.
Los trabajos de rescate continúan a contrarreloj y con medios muy precarios. Ante la falta de maquinaria, los equipos buscan entre los escombros con la única ayuda de sus propias manos ante la falta de maquinaria, porque el tiempo de encontrar a supervivientes parece agotarse.
Los rescatistas consiguen llegar poco a poco a los lugares en los que la serie de terremotos causó una especial devastación.
Los datos de víctimas conocidos hoy se refieren únicamente a las víctimas mortales que ya han sido identificadas, explico el portavoz de la agencia, Sutopo Nugroho. Al menos 90 personas están desaparecidas, según datos oficiales. Además, se teme que haya muchas más víctimas en zonas apartadas a las que aún no se tuvo acceso, por lo que el Gobierno cree que las víctimas superen el millar.
Algunos periódicos indonesios y la organización humanitaria Aksi Cepta Tanggap mencionan la cifra de más de mil 200 muertos. Aún no se sabe si entre las víctimas hay extranjeros. Además, 48 mil personas resultaron desplazadas.
En la zona de la catástrofe falta lo más básico. El director de las tropas de rescate de la ciudad de Palu, Nugroho Budi Wiryanto, señaló que apenas hay «maquinaria pesada y combustible. Esto nos dificulta mucho la búsqueda de víctimas». En muchos lugares tampoco hay electricidad. En algunos lugares ya se empezaron a cavar fosas masivas para enterrar lo antes posible a los muertos.
En vista de la situación, Joko Widodo, el presidente del país, pidió que se acepte ayuda internacional, después de que numerosos países y organizaciones internacionales, la ofrecieran. La Unión Europa (UE) informó que puso a disposición una partida inicial de 1,5 millones de euros en ayuda humanitaria.
El aeropuerto de Palu fue entretanto reabierto, pero no permite aterrizar a todos los aviones necesarios.
Algunos residentes de Palu, la capital de la provincia de Sulawesi Central, la más afectada, se quejaron de la falta de ayuda. «Mi casa se movió varios metros de la posición original. «No pude salvar a mi mujer, yo mismo recogí su cuerpo (…) nadie ha venido a ayudar y nos ha dado ayuda, ni siquiera un vaso de agua», decía a la emisora Metro TV.
Al mismo tiempo, las autoridades indonesias se defienden de las críticas por el mal funcionamiento del sistema de alerta. Dwirkorita Karnawati, la directora de la Agencia de Climatología, Meteorología y Geofísica (BMKG), justificó la decisión de levantar la alerta de tsunami tras solo media hora en vigor en la noche del viernes.
«La playa de Palu Karnawati fue golpeada por tres olas al atardecer. Eso ocurrió en dos minutos y medio», dijo Karnawati al «Jakarta Post». La alerta de tsunami se levantó después, aseguró.
Indonesia se ubica en el Anillo de Fuego del Pacífico, la zona geológicamente más activa del planeta. Los más de 260 millones de habitantes del país están acostumbrados a terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.
Ya en agosto, más de 550 personas murieron y más de 400 mil resultaron desplazadas en una serie de fuertes terremotos que devastaron la isla turística de Lombok.
El tsunami más devastador de los últimos tiempos tuvo lugar en la Navidad de 2004, cuando más de 160 mil personas murieron en Indonesia, siendo el país de la región que más víctimas registró. En total, perdieron la vida unas 230 mil personas.
Fuente: La Jornada