Imagina entrar a la farmacia más cercana, tomar un frasco de heroína y llevártelo sin siquiera necesitar receta médica, para luego dárselo a tu hijo y así aliviarle el catarro y la tos. Esta historia fue real, al menos a finales del siglo XIX.
Durante la última década de 1800, las empresas farmacéuticas buscaban la manera de producir un jarabe que fuera efectivo para la tos, pero que a diferencia de la morfina –componente que habían usado antes con el mismo fin- no hiciera adictos a los consumidores.
Y al parecer, la gran empresa químico-farmacéutica Bayer, encontró la respuesta: el jarabe de heroína, la mejor solución para curar la tos y otras enfermedades pulmonares como el asma y neumonía, pudiendo ser tomada por niños y adultos, por lo que en 1898 la empresa alemana puso a la venta este nuevo remedio.
Los periódicos usaban sus espacios para hacer publicidad al jarabe de heroína de Bayer, con frases como “la tos desaparece”, “mi catarro ha desaparecido” y otras más; se vendía heroína como la gran solución a estos problemas, además, en época de lluvias, los enfermos cada vez eran más, y terminaban por recurrir al jarabe de heroína.
Otro de los argumentos de Bayer, consistía en que la heroína tenía un efecto contrario a la morfina, aliviando la tos sin crear adicción, y de hecho, organizaciones filantrópicas de Estados Unidos empezaron a donar jarabe de heroína a aquellas personas que estaban en proceso de rehabilitación tras hacerse adictos a la morfina.
Consecuencias del jarabe de heroína
Un año después, se estaban reportando casos de personas adictas al jarabe de heroína, y hasta niños que se mojaban a propósito bajo la lluvia
para enfermarse y sus madres le dieran heroína. Poco a poco, se fueron realizando más investigaciones acerca de la metabolización de la heroína en el cuerpo, hasta hallar la respuesta: la heroína se transformaba en morfina, luego de pasar por el hígado.
Por esta razón, Bayer detuvo la producción y comercialización del jarabe de heroína en 1913, que ya podía ser sustituido por la aspirina, un fármaco creado por uno de sus químicos y que logró encontrar la fórmula indicada para curar el dolor sin efectos adictivos, iniciando su distribución en el mercado en 1899.
¿Qué tan peligrosa es la heroína?
David Nutt, estudiado en el área de neurociencia y psicofarmacología, realizó una investigación de las drogas más adictivas, dando como resultado que la heroína es el opiáceo que más genera adicción entre todos, además de ser la segunda droga más peligrosa.
Debido al exceso de dopamina –conocida como la hormona del placer- que genera el cuerpo luego de consumir heroína, la persona entra en un estado de “bienestar” y “desconexión”, además de hacer que no sienta dolor.
El estado de somnolencia es tal, que una sobredosis puede provocar que la persona se duerma y olvide respirar, causándole la muerte; también existen otros riesgos como el de una arritmia cardíaca, un edema pulmonar o hasta un ataque cardíaco, según reseña CNN.
Fuente: Plano Informativo