El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel pidió a Estados Unidos un diálogo en igualdad de condiciones y aseguró que la isla no renuncia al comunismo pese a que quiere reformar la economía.
Para el gobernante, las relaciones con Estados Unidos están en retroceso tras la llegada de Donald Trump al poder, pero no están cerradas las puertas al diálogo.
«Las relaciones hoy están en retroceso», dijo en una entrevista con la cadena Telesur el domingo.
«No negamos en ningún momento las posibilidades de diálogo, pero tiene que ser entre iguales, en donde se nos respete y no se condicione nuestra soberanía», dijo
Esta fue la primera entrevista que concede desde que relevó a Raúl Castro en abril y se difundió a pocas semanas de que la Asamblea General de la ONU someta nuevamente a votación una moción contra el bloqueo que Estados Unidos aplica a la isla desde 1962.
Díaz-Canel machacó contra el bloqueo por considerarlo el «principal obstáculo» para el desarrollo de Cuba y una fuente de penurias para su gente.
«Es una práctica brutal, es un hecho de lesa humanidad contra un pueblo. Es un pueblo condenado a morir de hambre. Impone normas en la relación del mundo hacia Cuba que son extraterritoriales», aseguró.
Ambos países, enemigos de la Guerra Fría, tuvieron un histórico acercamiento entre 2014 y 2016, cuando Barack Obama y Raúl Castro, restituyeron relaciones diplomáticas y se reabrieron las embajadas. Pero ese impulso se frenó cuando Trump entró en la Casa Blanca en enero del año pasado y recrudeció el bloqueo.
«Si se mantiene esta aberrante actitud del gobierno de Estados Unidos no hay diálogo, porque además el diálogo hay que verlo desde ambas partes (…) Habría que preguntarle al presidente de Estados Unidos si quiere dialogar con Cuba, y no puede ser desde una posición prepotente», comentó.
“No atacamos a nadie”
Washington aseguró que una veintena de sus diplomáticos y sus familias en La Habana sufrieron «ataques acústicos» a fines de 2016, que generaron problemas en su salud; una acusación que Cuba rechaza y sostiene que no existen evidencias de ello.
Versiones periodísticas desde Estados Unidos deslizaron que Rusia podría haber estado implicada. «Eso es imposible, Tenemos mucha ética para pedir a alguien que ataque a otro», aseguró Díaz-Canel. «Nosotros no hemos atacado a nadie (…) Si hay algún lugar donde se respeta a los extranjeros es en Cuba», agregó.
Consideró que Trump adopta medidas contra Cuba, como restricciones de viajes a la isla, por compromisos asumidos con «mafias anticubanas».
Díaz-Canel asumió el mando el 19 de abril en reemplazo de Raúl Castro, poniendo fin a una era de gobierno a cargo de líderes históricos de la revolución de 1959.
Dejó en claro que su gestión cuenta con el total apoyo de Raúl, hermano del fallecido líder cubano Fidel Castro, y quien se mantiene como el primer secretario del gobernante y único Partido Comunista de Cuba (PCC).
«Con Raúl hablamos prácticamente todos los días (…) Siempre estoy sintiendo que es como un padre que me está guiando y que me está dejando caminar», explicó.
Sin renunciar al comunismo
Díaz-Canel heredó un plan para actualizar el modelo económico de corte soviético, y que pasa por la reforma de su Constitución de 1976. En ella se reconocerá el papel del mercado, la propiedad privada y la inversión extranjera en su sistema estatal.
En el proyecto, que será debatido por los ciudadanos hasta el 15 de noviembre, se mantiene como objetivo la «construcción del socialismo» pero se elimina a la «sociedad comunista» como fin. El presidente aseguró que no renuncian a sus orígenes.
«Si uno va al marxismo clásico, el modo de producción al que aspiramos es el comunismo. Por lo tanto, comunismo y socialismo están íntimamente relacionados. Si quieres construir el socialismo es porque quieres llegar al comunismo», explicó.
«No lo entiendo como una renuncia. Entiendo que cualquiera de los dos términos (comunismo y socialismo) implica el otro», detalló.
El gobernante también apoyó incluir en la nueva Constitución el matrimonio entre personas del mismo sexo. «Yo estoy de acuerdo», dijo. «El enfoque de reconocer al matrimonio entre personas, sin limitaciones, responde a un problema de eliminar cualquier tipo de discriminación en la sociedad», explicó.
Fuente: La Jornada