Esta tarde en la Basílica de Juan de Letrán, el Papa Francisco celebró la misa con el motivo de la fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, que es la sede de la Diócesis de Roma, por lo cual inició dirigiéndose a la comunidad diocesana.
“Que el Señor se regocije al vernos en movimiento, dispuestos a escuchar con el corazón a sus pobres que le gritan. Que la Madre Iglesia de Roma experimente el consuelo de ver una vez más la obediencia y el coraje de sus hijos, llenos de entusiasmo por esta nueva estación de evangelización”.
Continuó con su homilía a los feligreses, “ Los invito a vivir todo esto no como un gran esfuerzo, sino con una ligereza espiritual: en lugar de dejarse atrapar por ansiedades de prestación, es más importante ampliar la percepción para captar la presencia y la acción de Dios en la ciudad. Es una contemplación que nace del amor”.
El Papa Francisco basó su mensaje en una frase de la Biblia, “Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios”, a lo que expresó, “los cristianos que habitan en esta ciudad son como el río que fluye del templo: llevan una Palabra de vida y de esperanza capaz de fecundar los desiertos de los corazones”.
El Heraldo de México
