El ex presidente brasileño Michel Temer sorprendió a los brasileños al referirse por primera vez al juicio político contra su predecesora Dilma Rousseff como un «golpe de Estado».
En declaraciones el lunes por la noche al canal TV Cultura, Temer dijo que nunca había «apoyado ni hecho un compromiso con el golpe de Estado» y que inclusive trató de impedirlo.
Los simpatizantes de Rousseff han afirmado que su destitución en 2016 fue en la práctica un «golpe de Estado», mientras que sus adversarios han insistido en que fue un juicio político justificado para retirarla del cargo.
Por su parte, Rousseff ha dicho que su destitución fue una maniobra de sus adversarios políticos para llegar al poder luego de más de una década de que el izquierdista Partido de los Trabajadores gobernó el país sudamericano.
La ex presidenta fue acusada de manipular inapropiadamente el presupuesto y reemplazada por el entonces vicepresidente Temer, cuyo partido tuvo un papel importante en su destitución.
La Jornada