El presidente de Bolivia, Evo Morales, batió este martes el récord de mandatario con más tiempo en el poder en este país suramericano, con la mira puesta en gobernar hasta 2025, una pretensión que le critican sus detractores acusándolo de querer perpetuarse en el puesto.
Morales llega en esta jornada a 12 años, 6 meses y 23 días al frente del país desde su primera investidura, el 22 de enero de 2006, superando por un día la marca que logró el expresidente Víctor Paz Estenssoro en cuatro periodos discontinuos entre 1952 y 1989.
En octubre de 2015, el actual gobernante ya rebasó el récord de más años continuos en el poder que tenía el militar Andrés de Santa Cruz (1829-1839), acontecimiento que celebró en la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco.
En esta ocasión, el festejo se trasladará al sábado por el viaje de Morales a Paraguay para la investidura de Mario Abdo Benítez y se efectuará en el trópico de Cochabamba, el bastión sindical y político del mandatario boliviano.
El dirigente cocalero Leonardo Loza ha anticipado a los medios que se espera la asistencia de unas 50 mil personas de diversos sectores para celebrar los logros sociales, económicos y políticos del Gobierno de Morales y también mostrarle su respaldo ante las críticas de la oposición.
En declaraciones a Efe, el analista político Marcelo Silva sostuvo que «todo proceso político tiene luces y sombras», y en el caso del liderado por Morales, los principales logros han sido la estabilidad y el crecimiento económico, algo de lo que pocos Gobiernos del llamado socialismo del siglo XXI pueden presumir.
A su juicio, otro logro es una mayor inclusión de los indígenas, que ya no son «un elemento únicamente decorativo o folclórico en el ámbito de las decisiones de poder político», sino que hoy están en las esferas parlamentarias o municipales, entre otras.
Para Silva, la principal «sombra» es no haber respetado los resultados del referendo de 2016, en el que fue rechazada una reforma constitucional planteada por el oficialismo para permitir a Morales una nueva candidatura en las elecciones de 2019.
Aunque aquella reforma fue rechazada, el oficialismo ha logrado habilitar la nueva candidatura de Morales mediante una demanda ante el Tribunal Constitucional de Bolivia, que falló en 2017 que las restricciones legales contra la reelección presidencial vulneraban su derecho a ser elegido y del pueblo a elegirlo.
Si Morales, que ya ha sido proclamado candidato del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), gana los comicios de 2019, accederá a un cuarto mandato y gobernará hasta 2025, año en que Bolivia celebrará el bicentenario de su independencia.
Los sectores afines al mandatario justifican su permanencia en el poder alegando que sólo bajo el liderazgo de Morales será posible alcanzar una serie de metas planteadas para el bicentenario, mientras que sus detractores exigen que se respete el resultado del referendo de 2016.
Silva consideró «muy serio» que no se respete esa consulta ciudadana, porque con ello el mandatario ha roto «una apropiación colectiva» como el voto y esto le «está cobrando facturas
muy altas», que llevan a un segundo error y es que «un proceso de cambio no puede estar personificado en un solo líder».
Más allá de una carrera estridente por batir récords en el ejercicio del poder, la pregunta que deberían hacerse los bolivianos es cuál es el límite de esa vocación de poder», agregó.
Por su parte, el analista político Carlos Cordero dijo a Efe que Morales está «muy desgastado frente a la opinión pública y con una imagen política deteriorada, producto de una serie de maniobras jurídicas» que le han permitido superar el récord de permanencia en el poder.
Una de esas «maniobras» fue lograr que el Constitucional avalara su candidatura en 2014 pese a que la Constitución promulgada por él mismo en 2009 permite sólo dos mandatos consecutivos.
El argumento en aquella ocasión fue que el país se refundó en 2009 con la nueva Carta Magna y que, por lo tanto, su primer mandato de 2006-2010 no contaba.
Según Cordero, crítico del Gobierno, la segunda «maniobra» fue convocar al referendo de 2016 y la tercera fue el recurso ante el tribunal que habilitó su candidatura para 2019.
Para el experto, el que Morales no quiera reconocer la derrota en el referendo de 2016 empaña su «récord histórico».
Fuente: Excelsior