En estudios de laboratorio experimental con ratones, investigadores de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) identificaron un biomarcador no invasivo que permitiría a los médicos predecir la gravedad de lesiones cerebrales y, por tanto, determinar el mejor tratamiento en los pacientes.
Se trata de un nuevo estudio en ratas que muestra que los niveles de una molécula llamada LPA aumentan rápidamente en varios sitios del cerebro después de una lesión cerebral traumática, o TBI, lo que sugiere una posible ruta para el desarrollo de una prueba de sangre diagnóstica para humanos.
Los hallazgos detectaron concentraciones más altas de LPA en la sangre después de una lesión cerebral, así como en el líquido cefalorraquídeo después de una lesión de la médula espinal.
Debido a que una lesión cerebral traumática puede producir una variedad de síntomas, puede ser difícil para los médicos evaluar con precisión la gravedad del trauma o predecir la duración de la lesión.
Neil Harris, profesor de neurocirugía en la Facultad de Medicina David Geffen de UCLA, dijo que es necesario explorar cómo los niveles de LPA en la sangre se correlacionan con su presencia en el tejido cerebral después de una lesión.
Para el desarrollo de esta investigación, el equipo científico utilizó una tecnología de imagen sofisticada para medir cambios sutiles en los niveles de LPA en el cerebro de ratas fallecidas, y luego relacionaron estos hallazgos con signos de daño celular.
En un comunicado, la institución universitaria precisa que los hallazgos son consistentes con investigaciones previas que detectaron concentraciones más altas de LPA en la sangre, después de una lesión cerebral.
Debido a que la lesión cerebral traumática produce diversos síntomas, es complejo obtener una evaluación precisa de la gravedad de la lesión.
Fuente: Plano Informativo