El presidente francés, Emmanuel Macron, aprovechó hoy la presencia de más de 70 dirigentes de los cinco continentes en la conmemoración del armisticio de la Primera Guerra Mundial para hacer un alegato del multilateralismo como forma de evitar nuevos conflictos.
En una ceremonia sin precedentes por la presencia de dirigentes extranjeros -entre los que estaban los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladimir Putin, Macron cargó contra el nacionalismo, como lo hace con frecuencia.
Pero esta vez lo hizo contraponiéndolo al patriotismo que -según su versión- alimentó a los combatientes franceses en la Primera Guerra Mundial, una «visión de Francia como nación generosa, portadora de valores universales».
El patriotismo es justo lo contrario del nacionalismo. El nacionalismo lo traiciona», sentenció.
Macron afirmó que «la lección de la Gran Guerra no puede ser el rencor de un pueblo contra otro, ni tampoco el olvido del pasado», sino más bien los esfuerzos, entonces fracasados, de construir la paz con «las primeras cooperaciones internacionales».
Por eso, insistió en defender la Unión Europea, surgida de la reconciliación y de la cooperación entre Francia y Alemania, «una unión libremente consentida nunca vista en la historia, que nos libra de guerras civiles».
También la ONU, «garante de un espíritu de cooperación para defender los bienes comunes de un mundo cuyo destino está indisolublemente unido».
Juntos podemos conjurar esas amenazas que son el espectro del cambio climático, la pobreza, el hambre, la enfermedad, las desigualdades y la ignorancia. Hemos empezado esta lucha y la podemos ganar. Continuemos porque la victoria es posible», dijo.
La ceremonia comenzó con la subida por la avenida de los Campos Elíseos -los últimos metros a pie- de los jefes de Estado y de Gobierno, que salieron momentos antes del Palacio el Elíseo donde los recibió el presidente francés, Emmanuel Macron.
Hubo dos excepciones notorias: Trump, que no pasó por el Elíseo pese a llevar más de un día en la capital francesa, y el ruso, Vladimir Putin, que aterrizó con retraso esta misma mañana en París.
Cuando Trump circulaba en su limusina blindada por los Campos Elíseos, protegida por otros vehículos, tres militantes de Femen protagonizaron un breve incidente al saltarse las barreras e intentar acercarse, con el torso desnudo, al cortejo del presidente estadounidense.
Varios policías del dispositivo de seguridad puesto en pie -cerca de 10 mil agentes en toda la ciudad- las redujeron y las extrajeron del cordón de seguridad.
Una vez que los jefes de Estado y de Gobierno estuvieron colocados en la tribuna de personalidades -con ellos había una quincena de dirigentes de organizaciones internacionales»- Macron homenajeó a las unidades militares francesas que han sufrido muertos en el último año.
Un coro militar entonó entonces el himno nacional francés, «La Marsellesa» y luego una pieza de Bach, «Sarabande», que dio pie a la lectura por varios estudiantes de textos de testimonio escritos por soldados de los ocho principales países contendientes.
A esos testimonios le siguió la interpretación de una pieza musical en recuerdo de los cientos de miles de soldados que lucharon con Francia procedentes de las colonias que tenía entonces, esencialmente de Africa, y luego el discurso de Macron que finalizó con «El Bolero» de Maurice Ravel, combatiente en la Gran Guerra.
Fue entonces cuando se llevó a cabo la secuencia más solemne, en el monumento al soldado desconocido en el centro del Arco de Triunfo. Tras encender la llama, el jefe del Estado francés colocó una corona de flores y todos guardaron un minuto de silencio.
Una vez finalizados los actos allí, los dignatarios -de nuevo precedidos por el presidente francés- se desplazaron al Palacio del Elíseo donde Macron les ofreció un almuerzo.
Muchos de ellos vuelven a coincidir esta tarde en el Foro por la Paz organizado por el presidente francés para promover el multilateralismo, pero no Trump.
Fuente: Excelsior