Brexit, el costo de la independencia

Largas filas en las gasolineras ante el temor de escasez del combustible, incertidumbre entre pescadores de la Unión Europea en aguas británicas y hasta el trascendido de que Reino Unido podría ser parte del T-MEC, son algunas de las consecuencias de la salida del Reino Unido del bloque del Viejo Continente, que se concretó hace nueve meses.

Empleados que ahora necesitan visas de trabajo especial para entrar a Inglaterra, Escocia, Gales o Irlanda del Norte a trabajar; marineros que deberán obtener permisos especiales para pescar cerca de las costas de la gran isla, como en el Mar del Norte o el Canal de La Mancha y la búsqueda de nuevos tratos comerciales bilaterales son algunos de los temas que ahora figuran en la agenda del separatista Boris Johnson.

Hoy en Reino Unido es común ver pubs sin cervezas; McDonald’s sin helados; restaurantes sin pollo o supermercados que carecen de ciertos productos. Una fórmula que explica la crisis actual podría leerse en este orden: La pandemia por Covid-19 hizo que muchos camioneros inmigrantes volvieran a sus países, y la expedición de decenas de miles de permisos de conducir se retrasaron al cerrar los centros de examen. Con la entrada en vigor del Brexit, los camioneros europeos están obligados a solicitar visados de trabajo, un trámite caro y complicado. Y para cerrar la pinza, los transportistas enfrentan duras condiciones de trabajo y bajos salarios.

Documentos de la Comisión Europea disponibles en su portal oficial ya diagnosticaba estos escenarios: “Su retirada de la UE, el mercado único y la unión aduanera creó obstáculos al comercio y los intercambios transfronterizos que no existían antes del 1 de enero de 2021. Las consecuencias para gobiernos, empresas y ciudadanos eran inevitables”.

 

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