Ignacio López Tarso hizo memoria de los años que suman su trayectoria como actor de teatro, cine y televisión.
“¡70 años!”, recordó certero vía telefónica para Excélsior.
Es con este número que planea para finales de este año una obra al lado de su hijo, el también actor Juan Ignacio Aranda: Una vida en el teatro (A Life in the Theatre), texto publicado en 1977 por el dramaturgo estadunidense David Mamet.
“La obra se ha representado en varios países y diferentes idiomas. ¡Es muy buena! Tengo 70 años como actor, de estar en el teatro, y 93 de edad. ¡Todavía es muy emocionante subirse al escenario, siempre lo será, toda mi vida, seguramente! Así que haremos esta obra para finales de este año.
“Estamos revisando el texto, pues vamos a introducir algunos fragmentos de las diferentes obras que hemos hecho el director Salvador Garcini y yo, como El rey Lear y La tempestad, ambas de Shakespeare, y otras como Un Picasso, Aeroplanos, eso es lo que estamos precisando. Estamos en vías de tener el libreto definitivo, memorizarlo y ensayarlo.
Ignacio y yo hemos trabajado juntos varias veces y me gusta mucho cómo trabaja sus personajes. Hemos estado juntos en La tempestad, El villano en su rincón, El alcalde de Zalamea. Ignacio, mi hijo, es muy buen actor, tiene muy buena escuela de teatro, estudió en Londres más de un año, en la Universidad de San Diego y aquí con el maestro Héctor Azar y otros más. Tiene escuela, conocimiento y suficiente experiencia. Me gusta mucho trabajar con él, creo que será muy buena esta experiencia juntos”, expresó López Tarso.
Una vida en el teatro aborda la relación entre dos actores, quienes son los únicos personajes de la obra. Uno es un veterano y el otro, un actor joven y prometedor.
“Es una plática entre dos actores de teatro, en el teatro, pues sucede en los camerinos y en el escenario. Tienen charlas y discusiones, y se ve parte de las obras que han hecho juntos. Es teatro dentro del teatro. Está muy bien pensada la obra”, relató.
VUELVE A LA POESÍA
Mientras tanto, López Tarso retomará el personaje del chileno Pablo Neruda, a 45 años del aniversario luctuoso del poeta, el 23 de septiembre de 1973, a través de la obra El cartero, basado en la novela Ardiente paciencia, de Antonio Skármeta, que hiciera para México en 2012.
Durante su trayecto a uno de los ensayos para la reposición de la puesta en escena en el Teatro San Jerónimo Independencia, donde comenzará la temporada el 28 de septiembre, el actor señaló que esta versión, también dirigida por Salvador Garcini, reúne a parte del elenco de la temporada de hace seis años como Sofía Castro y Helena Rojo, además de que se integra el venezolano Emmanuel Palomares.
“El cartero es una obra muy bella y bien escrita. Ya la hicimos con mucho éxito y gusto. Es muy bonita, graciosa y simpática que le gusta mucho a la gente; divertida y emotiva al mismo tiempo.
“Contamos una anécdota muy buena de la vida del Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda, cuando vivió en Isla Negra. Es una oportunidad para volver a disfrutar la obra”, dijo.
En la historia, el cartero de Neruda se enamora de una joven y para conquistarla pide consejos y versos al poeta, quien se convierte en su aliado.
El actor destacó que lee la poesía del chileno desde años atrás. Uno de sus escritos predilectos son Canción de gesta (1960), así como 20 poemas de amor y una canción desesperada (1924) y Los versos del capitán (1952).
“Lo leo con frecuencia. Tengo muchas obras de él en casa.
“En la obra puede haber algunos cambios esta vez. Garcini ha cambiado cosas para mejorarlas”, acotó.
TAMBIÉN EN CINE
A la par de los escenarios, el actor tuvo una participación especial en el reciente rodaje de Gabriel Retes, Agua pasa por mi casa.
“Ignacio Retes, su padre, fue mi maestro y un director con el que trabajé mucho en teatro. Así que ahora estoy con el hijo, este muchacho que ha mostrado mucho talento en las películas que ha hecho como El bulto o Bienvenido Welcome. Tiene mucha experiencia.
“Agua pasa por mi casa es cine dentro del cine, es con gente de cine y sucede en festivales. Supo captar muy bien el ambiente y manera en que se hacen los festivales, con tanto glamour. Yo hago a un proyeccionista acostumbrado a los proyectores de 35 mm, que ya no se usan, y tiene esta lucha interior y con el nuevo cine electrónico, automático. Es una participación pequeña”, añadió.
Fuente: Excelsior