Un equipo científico internacional identificó el mecanismo por el que las células reparan el ADN, tras las lesiones producidas por la radiación ultravioleta, presente en la luz solar.
Los resultados del estudio abren el camino para comprender la resistencia de las células a la luz ultravioleta, lo que permite protegernos frente a dosis moderadas de radiación solar. Por tanto, estos resultados pueden tener aplicaciones en el campo de la biomedicina.
En el grupo de investigadores participan especialistas del Centro de Investigaciones Biológicas, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), institución que informa en un comunicado de esta investigación.
Las lesiones en el ADN amenazan la vida de la célula y deben ser reparadas para mantener la integridad del genoma, explicó Marta Sanz Murillo, del Centro de Investigaciones Biológicas. Entre los daños de ácido desoxirribonucleico, más comunes están causados por la exposición a la luz ultravioleta.
Agregó que el proceso de reparación de este tipo de lesiones, se desarrolla mediante una enzima clave. “Durante la síntesis del ácido ribonucleico celular (ARN), estas polimerasas identifican las lesiones y activan su reparación”.
Las denominadas ARN polimerasa I es la más activa en las células en crecimiento, por lo que su capacidad para identificar lesiones influye en la supervivencia al daño por radiación ultravioleta.
Carlos Fernández Tornero, también del Centro de Investigaciones Biológicas y director del trabajo, destacó que los resultados de este estudio se publican en la revista especializada.
En nuestro artículo, añadió, hemos desvelado el mecanismo por el cual esta enzima se queda atascada o bloqueada al aproximarse la lesión a su centro activo, y este hecho inicia la acción de reparación del ADN.
“Además, a través de un estudio mutacional, identificamos un aminoácido de esta compleja enzima, que contribuye de forma esencial a la detección de los dímeros de timina (enlace entre dos residuos de timina dentro de una molécula de ADN)”, detalló.
Dijo que los resultados han sido posibles gracias a la combinación de la criomicroscopía electrónica de última generación, con estudios de actividad enzimática in vitro.
Fuente: Plano Informativo