Retrata el paso de la infancia a la adolescencia

orge Luján (Córdoba, 1943) escritor argentino radicado en México desde 1978, autor de Dormir sin almohada, El jardín de las formas, La X mágica de México, Palabras con manzanas y Con el sol en los ojos, entre más de cincuenta volúmenes de poesía, cuento, novela, cómics, traducciones y, sobre todo, libros de literatura infantil y juvenil, los cuales han sido ilustrados por Isol, Mandana Sadat, Piet Grobler, Chiara Carrer y Linda Wolfsgruber, entre otros destacados artistas plásticos.

Circula en librerías Salando el río con una cucharita (Editorial Santillana, 2021): nuevo cuaderno de Luján ilustrado por el acreditado historietista español Pablo Auladell. Novela juvenil de aprendizaje: bitácora de sentimientos íntimos que con ironía, ternura y humor conduce a los lectores por los atajos sorprendentes de la infancia. Espacios contiguos a circunstancias extraviadas donde los adultos imponen sus miradas y los jóvenes abrazan la irresolución. Tránsito de la infancia a la adolescencia protagonizado por personajes inolvidables: lances y aventuras de Turi, Enrique, Nico y Ana Mar.

“Este relato que por momento se tiñe de fábula desde alegorías presididas por alucinantes episodios, tiene su origen en una recopilación de sucesos protagonizados por personajes que conocí. Me propuse mudarlos a la literatura, los rescaté de mi memoria, de recordaciones que me latían con fuerza desde adentro”, comentó en entrevista con La Razón, Jorge Luján, Premio Internacional Latino Book.

¿Narración de voces infantiles emotivas y también irónicas? El protagonista es un niño de siete años, un narrador que tiene dos tonos: cuando se enfrenta a cosas aciagas se vale de un lenguaje directo, emotivo; pero, cuando necesita distanciarse, usa un lenguaje irónico, humorístico; mira las circunstancias que lo rodean de una forma que le propicie la sobrevivencia.

¿Espacio donde ocurren cosas aterradoras? Sí, es un pequeño universo enigmático, donde hay bullying, rapto, quebrantamiento, homicidio, pero desde una mirada contenida que emociona al lector hasta la lágrima y la risa. La vitalidad da valor a los personajes para enfrentar todas esas vicisitudes. He querido hacer y develar la vida de cualquier pequeño pueblo de Latinoamérica.

¿Ni realismo mágico ni costumbrismo? La novela no se ubica en ninguna de esas modalidades. De momento, la atmósfera dialoga con el surrealismo. Quise conminar al lector en la búsqueda de lo asombroso. El libro está habitado por muchas sorpresas.

¿Prosa imbuida por la poesía? Los giros lingüísticos están sustentados por la oralidad del habla coloquial; pero, el narrador apela al uso simultáneo de metáforas, metonimias, alegorías y de otras figuras retóricas cuando el relato lo requiere.

¿Cómo fue el trabajo con el ilustrador? Auladell creó un discurso visual paralelo. Tuve que esperar, él es un ilustrador muy solicitado. Estoy satisfecho con el resultado.

¿Retrato de la impulsividad infantil? Los niños son capaces de atravesar por situaciones tremendas, los adultos perdemos esa vitalidad. En la novela se refleja eso.