Aceptar la tarjeta de crédito que le ofrecieron en la plaza comercial, saliendo del cine, fue el primer error que cometió Enrique, el segundo no conocer y preguntar las características de ésta, antes de darle el sí.
En cuánto vio el límite de crédito de su plástico, nuestro usuario del sistema financiero, se volvió feliz como una lombriz, pensó en que tendría todo ese dinero para gastar.
Enrique no cayó en la cuenta de una de las reglas básicas de las finanzas personales: una tarjeta de crédito no es una extensión de tu sueldo, es dinero del banco, que tarde o temprano tendrás que pagar.
Pero sobre todo, el personaje de esta historia, tampoco entendió lo que implicaba gastarse todo ese dinero: no hizo cuentas de cuánto podría pagar, mucho menos se dio cuenta que ese límite de crédito estaba muy por encima de sus ingresos mensuales.
Así, aunque destinara el total de sus ingresos para pagar su tarjeta, lo cual es bastante complicado si consideramos que hay cuentas por pagar como luz, agua, teléfono, vivienda, comida, no podría terminar con esa deuda, es decir, se convertiría en impagable.
Con todo y ello, Enrique ha gastado todo el dinero que le prestó el banco a través de su tarjeta de crédito, para este momento él sólo estaba ya pagando el mínimo requerido por la institución financiera.
Como si no tuviera ya bastante con la deuda que cargaba sobre la espalda, a través de un correo electrónico, recibió una oferta del banco a quien le parecía que el manejo de su cuenta era impecable, y por lo tanto, se había ganado un aumento de su línea de crédito.
¿Qué sucedió? Enrique aceptó la oferta y nuevamente se volvió a gastar el incremento que el banco le ofreció, lo que no pensó fue que a la institución financiera le convenía tenerlo en esa situación, en realidad su manejo de la tarjeta que había hecho era un ejemplo de cómo no usarla, en el momento en que dejó de ser totalero y pagaba más y más intereses era el cliente perfecto para el banco.
Entonces ¿cuál es el límite de crédito ideal en una tarjeta de crédito? Sofía Macías, especialista en finanzas personales, establece que los bancos suelen ver tu comportamiento y conforme a ello te van a aumentando tu disponible en tu tarjeta.
Recomienda usar un poco menos de tu límite de crédito y que siempre tengas un cachito libre que te ayude a embellecer tu historial crediticio.
“En resumen, con el límite de la tarjeta lo ideal es que tengamos ‘holgura’, pero ¡no tanta que parezcamos chícharo en bandeja!”, establece Sofía Macías.
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