Con motivo del bicentenario de la muerte de Napoleón Bonaparte, en Francia, la casa de ventas Osenat subastará varios cabellos del emperador, así como un pañuelo y un retazo de tela de batista manchada de sangre que fue utilizada para su autopsia.
Como plus de esta subasta, junto con los objetos que serán vendidos en Fontainebleau, al sureste de París, irá una nota manuscrita con la leyenda: “Esta bolsita de seda blanca contiene cabellos de Su Majestad el Emperador Napoleón I, un pañuelo que le perteneció y una tela manchada de sangre (…) Fueron donados a mi padre por parte del general de Montholon, a su regreso de Santa Helena”, indica la nota firmada por el “Segundo duque de Bassano“.
Montholon fue uno de los compañeros de Napoleón durante su exilio. Asistió a su autopsia practicada al día siguiente de su muerte, el 5 de mayo de 1821.
Junto a estas reliquias, la casa Osenat, especializada en la venta de objetos de la monarquía y el imperio de Francia, subastará un “estudio de pierna para el papa Pío VII” realizado por el pintor oficial de Napoleón, Jacques-Louis David, en previsión de su famoso lienzo “La consagración”.
También saldrá a la venta una elegante escultura que representa un carruaje de madera verde y dorado que perteneció a la emperatriz Josefina, decorado con una estatua de la diosa griega Hebe y un águila con sus alas desplegadas.
Napoleón fue un admirador de las bellezas de la antigua Roma, en las que se basó para construir su propio imperio; sin embargo, cosa curiosa es que a pesar de esa fascinación que incluso lo llevó a dar a su único hijo y heredero el título de “Rey de Roma”, nunca llegó a visitar la llamada Ciudad Eterna, aunque sus tropas la ocuparon de 1809 hasta 1814.
Bonaparte no solo apreciaba la herencia dejada por los emperadores de Roma, sino que saqueó su enorme patrimonio artístico, se llevó numerosas obras de arte a París, capital de su imperio, en particular al Museo del Louvre.
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