Es un sentimiento inexplicable, si pensé que íbamos a lograr cosas grandes, porque nuestro profesor, Miguel Huerta, siempre nos dijo que íbamos a romper paradigmas íbamos a innovar, entonces sí estoy sorprendida por el resultado”. Comentó con emoción de Andrea Zúñiga, una de los cinco estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) que están desarrollando un cubrebocas transparente.
El proyecto de los estudiantes se hizo viral el fin de semana pues combina varias cualidades en un solo producto. Es transparente porque está hecho de silicona, es reutilizable, con una capacidad de filtrado similar o incluso superior a los N95, es ergonómico y se prevé que tenga un precio comercial de 50 pesos.
El objetivo del proyecto tiene que ver también con poder ayudar a la economía, vemos cómo las familias están invirtiendo dinero, gastan hasta 200 pesos en un cubrebocas y los reusan o lavan en casa, lo cual no es conveniente porque están desgastando la capacidad que tiene el filtro de poder hacer su trabajo”, explicó a Excélsior Luis Flores, coordinador de la carrera de Diseño en ITESO.
Son tres mujeres y dos hombres quienes forman el equipo multidisciplinario detrás del proyecto. Andrea Zúñiga, de Ingeniería Industrial, César Velarde de Ingeniería Mecánica; y Paulina Ramírez, Michelle González (en Nueva York) y Oliver Mederos de la carrera de Diseño. Son dirigidos por el profesor Miguel Huerta, del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) del ITESO.
La “mascarilla ITESO”, nombre provisional del desarrollo surgió en el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) de Verano “Tratamos de buscar soluciones a problemáticas actuales y ahorita con la pandemia fue lo que nosotros consideramos ideal, tratar de ser parte de la solución, además es la primera vez que existe este PAP en la universidad”, dijo el estudiante César Velarde.
La idea aseguran fue del equipo completo. “Empezamos en las primeras semanas con una lluvia de ideas: ¿A quién queremos ayudar?, ¿por qué los queremos ayudar?, todos dimos ideas y la verdad es que fue de todos y todos aportamos esta idea y todos la fuimos mejorando con el paso del tiempo y fue un trabajo totalmente en equipo”, detalló Andrea, quien terminadas las vacaciones entrará a su noveno y último semestre.
La transparencia del cubrebocas es su principal característica por un lado para ser una mascarilla inclusiva que permite a personas con problemas auditivos leer los labios de sus interlocutores y por el otro recobrar el contacto humano que se ha tornado impersonal con los cubrebocas comunes que ocultan las expresiones bucales.
Una persona sorda que lee los labios, ahorita para poderse comunicar y entender lo que los demás quieren decir pues sí implica una labora más difícil para ellos, en ese sentido buscamos el material translúcido que ayudará a la comunicación de las personas con discapacidad y para poder comunicarnos no verbalmente con las personas, el tema de la sonrisa, la mueca, el gesto”, dijo el coordinador Flores.
Se cumplen ya 7 semanas del desarrollo de la mascarilla, cuyo tema de patentes se encuentra en revisión por parte de los abogados de ITESO y luego de volverse virales los jóvenes sueñan con que su producto no sea solo para México.
Queremos que primero que nada se empiece a hacer aquí en México y que pasemos a ser exportadores de esto, yo diría que no hay que limitarse, se nos han acercado, sobre todo en los días recientes, muchas empresas con el interés de hacerlo, porque es algo muy importante reactivar la economía, sobre todo la de los sectores vulnerables”, consideró César Velarde.
Conscientes de estar ahora en el ojo público los estudiantes dicen que no perderán la concentración para entregar un producto de calidad y que su proyecto, en su mayoría realizado a través de juntas virtuales motive a más jóvenes.
Estamos muy orgullosos de poder poner el ejemplo para que muchos estudiantes más se animen a innovar, no sólo en el sector salud, sino en cualquier otro tipo de sector que pueda necesitar la ayuda a partir de la pandemia”, enfatizó Andrea.
Por su parte el coordinador de la carrera concluyó que no debe olvidarse el papel de las Universidades como generadores de conocimiento.
Necesitamos que todos en lugar de miedo tengamos ideas y que podamos acercarnos a centros de desarrollo tecnológicos, como una universidad, cualquiera que ésta sea, para poner las ideas en práctica. Creo que algo que ha caracterizado al mexicano en cualquier parte es el ingenio que tenemos y que nos hace falta un poquito creer en nosotros como cultura de creación y desarrollo tecnológico, que podemos generar y que podemos impulsar el desarrollo local”.
EXCELSIOR