Pocos placeres tan sencillos causan tanto gusto a aquellos que disfrutan de una buena taza de café.
Los puristas ven una ofensa agregar cualquier cosa para modificar el sabor puro de la bebida negra; incluso una pequeña pizca de azúcar y otros lo prefieren como se vende en algunos expendios, casi un caramelo que da una reminiscencia a la bebida.
No juzgo, vengo a contestar una pregunta simple que para ciertas personas será obvio, pero millones de búsquedas en Google lo avalan: ¿Cuál es la diferencia entre un café espresso corto y uno largo?
Basta analizar la preparación de esta bebida para saber que hablamos de algo serio y consistente: El café espresso se prepara con una cantidad religiosa de grano molido y tostado (entre 7 y 9 gramos), que pasa por distintas cantidades de agua caliente a una presión constante.
La presión es de entre 9 y 10 bares, para los más exquisitos modificar algo, por mínimo que sea arruina la bebida, así que habrá que tener cuidado si presumimos de preparar un espresso “buenísimo”, a bebedores de café.
Corto, largo o normal
El “apellido” de la bebida viene acompañado de la cantidad de agua que contiene. Un espresso normal tiene alrededor de 30 ml de agua; uno largo (o lungo), alrededor de 180 ml, y uno corto tan solo 15 ml.
No confundamos las propiedades entre la diferencia de las bebidas. Por ejemplo, el largo tendrá más cafeína que los demás pese a tener un sabor menos intenso debido a que al ser el chorro de agua mayor, se extraen más componentes de la bebida. Esto también hace al café más ácido que el corto.
Por este motivo, si cuando pides un espresso pides uno largo para tener menos cafeína, estás cometiendo un error.
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