El ejército iraquí decretó este lunes un toque de queda desde medianoche hasta las 6 de la mañana en Bagdad, en el marco de un movimiento de protesta por «la caída del régimen» que dejó 5 manifestantes muertos el mismo día en la capital.
La movilización renació el jueves, tras un primer episodio a principios de octubre, y desde entonces se ha ido extendiendo desde la capital a varias ciudades del sur, secundada desde este fin de semana, además, por los estudiantes.
Por su parte, la Comisión gubernamental de Derechos Humanos informó que cinco manifestantes murieron este lunes en Bagdad, llevando a 82 el número de fallecidos desde el jueves en el marco de la protesta en todo el país, muchos de los cuales a causa de las granadas lacrimógenas, según la misma fuente.
Desde que empezaron las manifestaciones, el 1 de octubre, más de 200 personas perdieron la vida y más de 8 mil resultaron heridas.
La situación llevó al ejército a decretar un toque de queda en la capital «hasta nueva orden», mientras que el movimiento ganaba intensidad en otros puntos, como Basora, Diwaniya, Nasiriya o Kut, donde estudiantes de todos los niveles, funcionarios y sindicatos se manifestaron y protagonizaron sentadas.
Mientras que el sindicato de profesores anunció «cuatro días de huelga general», en la calle, los manifestantes -que reclaman más empleos para los jóvenes (que representan el 60% de la población) y un mejor funcionamiento de los servicios públicos- no bajan la guardia.
La movilización también ganó fuerza en la emblemática plaza Tahrir de Bagdad, que desde el jueves está llena de tiendas y puestos de distribución de alimentos y de protección contra las granadas lacrimógenas que lanzan las fuerzas de seguridad.
El domingo, los estudiantes se unieron al movimiento, pese al despliegue de policías antidisturbios en los alrededores de las universidades, y al llamado del ministro de Enseñanza Superior, Qusai al Suheil, que instó a que «las universidades se mantengan al margen» del movimiento.
Sin embargo, los estudiantes salieron de nuevo a las calles. «Sin país, no hay escuela», declaró un estudiante entrevistado por la AFP en la plaza Tahrir.
«Le dije a mi madre que iba a clase. Pero, de hecho, ¡aquí estoy!», dijo, sonriendo, una joven, también en la plaza.
En Diwaniya, a 200 km al sur de Bagdad, profesores y alumnos de todas las universidades, públicas y privadas, decretaron una «sentada de diez días para obtener la caída del régimen», según un corresponsal de la AFP.
Los sindicatos de otras profesiones, sobre todo abogados o ingenieros, se unieron al movimiento, mientras que los piquetes bloqueaban las entradas de las administraciones.
La Jornada