Alejandro sufrió una caída en el baño de su casa hace tres años, lo que le provocó un abultamiento en la parte inferior de su pierna derecha, con dolores e imposibilidad de movimiento.
El joven, de 27 años, pensó que el dolor constante era sólo causa de la caída, sin embargo, meses después le diagnosticaron cáncer de hueso (osteosarcoma), una de las neoplasias menos frecuentes, pero igual de mortal que el resto de los tumores malignos.
Datos de la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés) revelaron que esta enfermedad representa 0.2 por ciento de todos los tumores sólidos, con tres mil 500 nuevos casos cada año y una mortalidad de mil 660 decesos en Estados Unidos.
Por otra parte, cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que el cáncer de hueso y de cartílagos articulares muestran una prevalencia de 0.33 por ciento en la población, de 0 a 17 años, en 2016; en tanto, en los adultos no está catalogado dentro de los 20 principales que afecte a los mexicanos.
En rueda de prensa, el jefe del Servicio de Tumores Óseos del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Genaro Rico, dijo que se conoce poco de esta neoplasia, debido a su rareza, por lo que hay pocas opciones terapéuticas para los pacientes.
Ese panorama lo orilló a investigar más e iniciar un protocolo de investigación con ácido acexámico granulado, un coadyuvante en la formación de hueso que se ha utilizado para acelerar la formación de callo óseo en fracturas.
“(Esa opción) ha tenido grandes resultados”, manifestó el especialista, quien explicó que el osteosarcoma es el cáncer de hueso con mayor frecuencia en niños, adolescentes y adultos jóvenes.
A menudo se presenta en el brazo -cerca del hombro- y en la pierna -cerca de la rodilla-, aunque puede ocurrir en cualquier hueso. También se sabe que crece muy rápido y se disemina a otras partes del cuerpo, incluyendo a los pulmones.
El riesgo de osteosarcoma es mayor entre los niños y adolescentes, de 10 a 19 años; y los hombres tienen mayor probabilidad de presentar la enfermedad.
Síntomas
Como ocurrió con Alejandro, el cáncer aparece en los tejidos óseos y ahí se forma un bulto –tumor–. Cuando es benigno, las células que lo forman no se extienden ni invaden a otros órganos, pero cuando se disemina, la neoplasia crece de forma muy acelerada hasta ser catalogado como maligno.
El experto del INR refirió que aún se desconoce su origen, pero estudios recientes muestran que la genética juega un papel importante en su desarrollo.
Entre los signos y síntomas están dolor inusual o persistente en la articulación, dificultad para caminar, cambios en la coloración y aumento de tamaño de venas y arterias, los cuales se pueden confundir con otros padecimientos.
Alternativa médica
Tras haber acudido a una serie de revisiones médicas en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, y tener su diagnóstico, Alejandro fue sometido a un tratamiento contra el cáncer con quimioterapias y cirugía para retirar el tumor.
Sin embargo, la recomendación médica era la amputación desde la rodilla para evitar más complicaciones con la enfermedad, la cual rechazó y buscó otra opción.
Ante ello, el doctor Genaro Rico analizó el caso y tomó la decisión de limpiar el hueso de su tibia y comenzar un tratamiento con ácido acexámico granulado para regenerar el hueso.
Este tratamiento se utiliza para acelerar la formación de hueso en fracturas, comentó el médico, al explicar que ese ácido actúa en el hueso al estimular los mediadores inflamatorios, y de reparación del colágeno y las interleucinas.
La alternativa también ofrece el aumento del aporte sanguíneo a la zona de reparación ósea y favorece el microambiente y la migración de células al sitio de la lesión, acelerando su reparación.
A un año de la utilización de este tratamiento, Alejandro abandonó las muletas y ha recuperado en gran medida el hueso de la tibia de su pierna, lo que le ha permitido regresar a su trabajo y vida cotidiana.
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