¿Cómo se las ingenian los mexicanos para enfrentar la inflación?

 

Las amas de casa, los dueños de negocios de comida, los proveedores de servicios de transporte público y otros grupos de la población han tenido que cambiar sus hábitos para poder enfrentar la carestía.

Algunos han optado por incrementar la compra de productos de marcas libres, otros han recurrido a la compra de frutas y verduras por piezas, también hay quienes han reducido las porciones de comida que sirven en sus negocios y han incorporado platillos más económicos, mientras que otros más han tenido que extender sus horarios de trabajo para soportar el aumento que han tenido  las gasolinas.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en septiembre la inflación registró un crecimiento mensual de 0.42%, con lo que acumuló una tasa anual de 5.02%, su mayor nivel desde abril.

“Compro frutas y verduras por piezas”

Las personas encargadas de las compras del hogar ya no sólo tienen que estar pendientes de las ofertas, ahora también deben hacer diferentes maniobras para que el dinero les alcance.

Adalbertha Hernández, ama de casa, ha recurrido a adquirir frutas y verduras por piezas.

“Anteriormente era más sencillo ir al mercado por un kilo de jitomate, pero ahorita que está en casi 30 pesos mejor lo compro por piezas. Con cinco jitomates bien rojitos hago una sopa y hasta una salsita para la semana. Y con dos cebollas, que me cuestan 12 o 15 pesos máximo, cocino toda la semana y no tengo que desembolsar los 35 que cuesta el kilo”.

Asegura que esta estrategia le permite hacer de comer diferentes platillos , además de reducir el desperdicio.

“La verdad, a veces se me echaba a perder uno que otro jitomatito o cebolla, pero ahora que está tan caro todo no queda de otra que sacar el mayor provecho posible a cada uno de los productos”.

Con orgullo comparte que, los bolillos que le sobran durante la semana los pone a secar para posteriormente hacer su propio pan molido.

“Lo mismo hago con las tortillas, en lugar de tirarlas cuando se hacen tiesas o ya están viejas, las pongo a secar para después hacer chilaquiles”.

Laura Mendoza, jefa de familia, indica que ha optado por aumentar el consumo de la carne blanca, debido a que es más económica.

“Comprar bisteces ya es prácticamente imposible porque con un kilo no alcanza más que para un día, por eso he optado por aumentar el consumo de carne de puerco, que es más barata y rendidora, y el pollo, ni se diga”.

Otra de sus estrategias para hacer que el gasto rinda es aumentar el consumo de marcas libres.

“Antes casi no las compraba, pero como son más baratas, ahora las utilizó en casi todo el mandado, compró desde azúcar  y café, hasta papel de baño y jabón de tocador”.

“Sirvo menos frijoles y hago menús económicos”

Aumentar los precios de las comidas en la cocina económica de Dolores Becerra no es una alternativa para enfrentar el incremento generalizado de sus insumos.

“De por sí ha bajado la clientela, porque no les alcanza para comer fuera de casa, como para ahuyentarla más con un aumento de precios, por eso lo que hago es servir menos frijoles”.

Explica que los comensales generalmente dejan ese alimento, por lo que ha optado por servir menos para no desperdiciarlos.

“Antes a todos se les servía bastantitos frijolitos, pero muchos sólo los probaban y dejaban, por eso se decidió servir menos y, si llegan a pedir más, se les da”, aclara.

Asimismo, ha reducido la cantidad de arroz que sirve a cada comensal, en tanto que al consomé de verduras ya no le pone pollo deshebrado.

Estos ajustes han sido necesarios para mantener  los desayunos en 45 pesos y la comida corrida en 55 pues a inicio de  año gastaba 2 mil 200 de gas al mes y actualmente el consumo es de 2 mil 700, sin contar que todas las frutas y verduras están aumentando de precio”.

Otra de las técnicas que ha utilizado esta emprendedora es la de buscar platillos económicos.

“Anteriormente ofrecíamos más de dos opciones con carne, pero actualmente ya se ofrecen alternativas más variadas como calabacitas rellenas de queso, tortitas de brócoli y enchiladas de verduras”.

Alberto Gutiérrez, dueño del merendero Hoy no cocino, ha optado por reducir su personal.

“Antes tenía dos lavalozas y ahora sólo tengo uno al que le tengo que echar la mano, pero ni modo, porque ya era demasiado de sueldos y con los aumentos de precios no lo pude solventar… Yo preferí reducir la nómina que bajar la calidad de los insumos o disminuir las porciones  pues la gente siempre va a los lugares donde les sirven más”.

“Ahora Tengo que trabajar más horas”

Héctor Ponce, proveedor de servicio de transporte público, ha tenido que extender su jornada laboral para poder enfrentar el aumento de la gasolina.

Explica que adquiere combustible de alto octanaje debido a que éste le rinde más por kilómetro, sin embargo, para poder pagarlo tiene que pasar más horas detrás del volante.

Antes con que trabajara 10 horas era suficiente para poder pagar la gasolina del día, generar la cuenta del auto, además de proveer gasto para mi familia, pero ahora tengo que trabajar al menos 12 para poder juntar lo suficiente”.

El aumento del precio del combustible es el que lo ha llevado a buscar las estaciones de servicio  que despachan litros completos, así como las que tienen combustible con mayor rendimiento debido a sus aditivos, incluso cuenta con una tarjeta de puntos que puede canjear por gasolina.

¿Algo más? “Lleno el tanque cada vez que la aguja está a la mitad para que el gasto sea menor, el combustible rinda más y para no causar problemas en el motor, todo eso en el largo plazo es un ahorro que voy generando”.

Destaca que los mejores días para él son el 1 y 15 de cada mes. “Es cuando la gente tiene dinero y toma taxi para ir al trabajo o llevar a los niños a la escuela”.

Son esos días cuando aprovecha para trabajar 12 horas, e incluso un poco más, si las fuerzas se lo permiten,  pues sabe que el resto de los días, la demanda del servicio disminuirá.

Antes era lucrativo tener un taxi, pero dejó de serlo desde hace tiempo por los trámites que cada año deben pagarse, desde la revista y dos verificaciones al taxímetro hasta el seguro de transporte público, los cuales van aumentando conforme pasa el tiempo mientras que  el banderazo sigue congelado”.

Fuente: Dinero en Imagen

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *