Un ferrocarril de 1,500 kilómetros y cuando menos 6.259 millones de dólares enlazará los principales centros arqueológicos de la cultura maya en México en un proyecto del nuevo Gobierno que puede coronar años de decisiones para potenciar una de las mayores riquezas turísticas del país.
La iniciativa del próximo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, propone que en un plazo de cuatro años un tren «moderno» integre los principales puntos de la región maya, que abarca los estados mexicanos de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
«No hay en otras partes del mundo, una región con tanta riqueza cultural como esta región de florecimiento de la gran cultura maya», aseguró López Obrador este lunes al delinear el proyecto, y destacó la importancia de este tren, considerado ya como uno de los programas prioritarios de su Gobierno.
Como punto de partida estarán la ciudad maya de Palenque, en el estado de Chiapas, y el balneario caribeño de Cancún, en Quintana Roo, con dos rutas que abarcan 1,500 kilómetros a través de las costas este y oeste de la Península de Yucatán.
Además de las ruinas mayas de Chichén Itzá (Yucatán), Calakmul (Campeche) y Tulum (Quintana Roo), el tren tocará puntos turísticos como Campeche, Mérida, Izamal y Valladolid, que por décadas han servido como puerta de entrada al mundo maya.
Entre las probables estaciones ferroviarias que presentó López Obrador en su anuncio están las de Palenque, Candelaria, Escárcega, Calakmul, Bacalar, Tulum, Cancún, y por el otro lado, Campeche, Mérida y Valladolid (Chichén Itzá).
«Esta obra fomentará mucho el turismo; desde luego creará empleos en el sureste, que es la región más abandonada en el país», aseguró López Obrador, que asumirá la presidencia el próximo 1 de diciembre, por un periodo de 6 años.
El político anunció que la obra tendrá un costo de entre 120,000 y 150,000 millones de pesos (6.259 y 7.824 millones de dólares), que serán cubiertos con financiación mixta.
El proyecto de tren para potenciar la oferta turística del mundo maya tiene como antecedente más reciente el anuncio del Gobierno del actual presidente, Enrique Peña Nieto en 2012, de construir una vía férrea de Mérida a Cancún, que finalmente fue cancelada en 2015.
México desarrolló las últimas tres décadas proyectos turísticos en su región maya, entre ellos la iniciativa Ruta del Mundo Maya lanzada en 1988 con Guatemala, Belice, Honduras y el Salvador con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La alianza pretendía aprovechar los recursos arqueológicos, naturales y culturales de la antigua cultura maya, desarrollada del año 353 antes de Cristo al 1697 de la era actual y fundó ciudades como Uxmal, Chichén Itzá, Bonampak, Palenque y Tikal.
Uno de los temas centrales de esta iniciativa fue emitir un visado turístico único para facilitar a los visitantes el acceso a los centros arqueológicos.
A finales del siglo XX, diversas aerolíneas regionales apostaron por los aviones para llevar visitantes a la región maya de México.
En 2012, México y Centroamérica llevaron a la Feria de Turismo de España la ruta del mundo maya como una idea conjunta para promover y difundir un recorrido por 100 centros arqueológicos de esa cultura común.
La zona por donde se planea que pase el tren maya tiene un alto nivel de marginación y su construcción podría ser «detonante económico porque hay muchos pueblos que saldrían beneficiados», dijo a Efe Reynaldo Dzib, gerente de la operadora turística Cancun Travel Group, que opera desde 1997.
Turísticamente el proyecto tiene potencial «porque llegará zonas donde jamás hubiera llegado de manera rápida y económica», aseguró Dzib, quien resaltó la oportunidad de empleo para los habitantes de la región.
Recordó que actualmente la conexión Cancún-Chiapas se puede hacer en autobús o en avión, «pero si se conectas en tren, como se hace en la rutas cortas de Europa, sería fenomenal; es un detonante económico muy interesante».
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Turismo de Quintana Roo, durante 2017 se registraron en el estado 16,9 millones de visitantes que dejaron una derrama económica de unos 8.810 millones de dólares.
Fuente: La Jornada