‘Me contagié por no creer en el virus y no cuidarme’

Por tercera ocasión, médicos del Hospital General de Subzona número 13 del Instituto Mexicano del Seguro Social de Acuña, Coahuila, le salvaron la vida a Juan, un hombre de 50 años de edad, que se dedica a la albañilería.

Fue en 1995 cuando el derechohabiente sobrevivió a un fuerte accidente, después en el 2010 a la influenza y ahora al coronavirus, sepa a la cual se mostraba incrédulo.

“Yo me contagié por no creer en el virus y no cuidarme”, reveló el paciente, quien dijo que gracias a su oficio ha vivido grandes experiencias y se considera un hombre bendecido.

Fue a principios de julio, cuando experimentó los primeros síntomas, dolores de cabeza, fiebre y tos, al principio no le prestó importancia porque pensó que se trataba de una gripe.

Con el tiempo perdió el apetito, el olfato, comenzó con molestias en la garganta y su temperatura subió hasta provocarle erupciones en la boca, pero lo peor llegó cuando comenzó la insuficiencia respiratoria.

El 28 de julio, su estado de salud empeoró y pidió ayuda de un médico particular, porque no quería ir al hospital del Seguro Social, debido a sus prejuicios e incredulidad, pero finalmente, por recomendación del servicio privado de salud buscó el apoyo del IMSS.

El 30 de julio, Juan llegó al hospital con miedo y desconfiado, recibió la atención y la recuperación fue rápida, gracias al tratamiento oportuno.

El paciente estuvo en estado crítico y considero que moriría, por lo que cuando lo dieron de alta, comprendió que la vida le estaba dando otra oportunidad

Parte de su aislamiento lo vivió en el patio de su vivienda, con aire fresco, acompañado de su perro y su gato, bajo la sombra de los árboles frutales.

Aunque trató de evitar el contacto con su esposa, sus tres hijos y un nieto, éstos fueron clave en la recuperación.

A decir de Juan, el no creer en la existencia del SARS-CoV-2 es consecuencia de la desinformación y las noticias falsas que se divulgan en redes sociales: “lees comentarios en el sentido de que te pagan por decir que estás infectado y muchas cosas que no son verdad”.

“Yo nada más usaba el cubrebocas cuando tenía que entrar a una tienda o cuando veía a la policía, luego me lo quitaba y lo tiraba; lamento no haber hecho caso”, compartió.

 

EXCELSIOR

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