Hallan desahogo a ansiedad… en redes

Sofía es joven y tiene un trastorno alimenticio: ella se siente “gorda”, a pesar de su esbeltez; tiene como meta pesar 45 kilos. Usa una “cuenta de desahogo” en Twitter con un alias falso, donde habla de lo que come, su estado de ánimo e, incluso, ha compartido sus pensamientos suicidas. De hecho ha intentado, según publicó, quitarse la vida en 12 ocasiones.

Esta es una de más de 40 “cuentas de desahogo” en Twitter que identificó La Razón en las últimas dos semanas, donde jóvenes relatan con un alias —para proteger su identidad— que tienen ansiedad, depresión, trastornos o, inclusive, pensamientos, planes o intentos de suicidio. Pero expertos en salud mental opinan que estas dinámicas son de riesgo, porque sus problemas no están siendo atendidos y, por otro lado, puede que hagan comunidad con personas que las afecten aún más.

Mariana es otra joven con una cuenta de desahogo, en marzo pasado publicó: “Me odio. Odio mi cuerpo, mi cara es horrenda. Es el límite”.

Maynné Cortés, psicóloga y educadora emocional, dijo a La Razón que estas “cuentas de desahogo” surgen porque los jóvenes están buscando ayuda para la atención de problemas mentales, pero no cuentan con las herramientas o no tienen acceso a espacios donde podrían ser atendidos de forma profesional.

 

“También es una forma de hacer comunidad, porque he detectado que son personas que se van encontrando entre ellas. Y esto es un arma de doble filo, porque puede que haya personas que se encuentren y se dañen mutuamente, y construyan un espacio nocivo; aunque también puede que se encuentren con personas con las cuales puedan apoyarse a lo largo de este proceso, sobre todo cuando no tienen red de apoyo o servicios de salud mentales”, dijo Cortés.

En Ciudad de México, 44 menores de edad se suicidaron entre enero y octubre. La mayoría de estos casos se dio en el contexto de la pandemia por Covid-19, donde las cifras y expertos revelan que existe un alza en casos de ansiedad y depresión.

Gráfico

Edilberto Peña, neuropsiquiatra y director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso (Cisne), dijo que desde antes de la pandemia y ante el incremento de la digitalización, detectó que muchos jóvenes comenzaron a buscar ayuda para su salud mental en las redes sociales de forma impulsiva, errática e incluso compartían información personal.

Muchos de ellos inclusive padecían depresión o ansiedad, enfermedades psiquiatricas, que según Peña, pueden llevar al suicidio al no ser atendidas. Otras causas de actos suicidas son trastornos de impulsividad y trastornos psicóticos.

Ambos especialistas consideran que es importante comenzar a hablar de tener una buena salud mental, y de ser necesario la contención hospitalaria para jóvenes. A esto se suma que las autoridades deben aumentar el presupuesto para que exista una atención estructural y también se requiere de psicoeducación, pues aunque existan espacios de atención, muchas personas no conocen los síntomas de un padecimiento de salud mental. “En México una persona con un padecimiento de salud mental tarda en promedio 15 años en llegar a un especialista para ser diagnosticado”, agregó Maynné Cortés.

 

LA RAZÓN

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