Quitarse el miedo, primer paso de médicos contra el Covid

En la lucha contra la pandemia de Covid-19 no sobra nadie. Eso lo saben muy bien los médicos que, aunque se desarrollaron en especialidades distintas a las enfermedades respiratorias, esta vez han tenido que recordar sus viejas clases en la facultad o la residencia y aprender cosas nuevas para sumarse en la batalla contra un enemigo que no cede.

Estos equipos multidisciplinarios no sólo han tenido que descifrar sobre la marcha el enigma de un virus nuevo, sino también contar con la fuerza suficiente para no dejar que el miedo les impida actuar.

En un recorrido por el Hospital Juárez de México (HJM), La Jornada tuvo oportunidad de platicar con algunos de los médicos que han adaptado sus tiempos y sus saberes para entender al coronavirus, en una carrera que más parece ser de resistencia que de velocidad.

Adaptarse con rapidez al cambio

Aunque quizá su labor diaria como reumatólogo estaba alejada de los males infectocontagiosos que hoy son parte de su prioridad, el doctor Ricardo Sabido Sauri ha podido adecuarse con éxito a las labores que le corresponden como parte de un equipo Covid.

Siempre es complicado, sobre todo porque somos una rama de la medicina en donde tal vez no vemos pacientes con este tipo de manifestaciones (respiratorias), pero dentro de nuestra formación siempre estuvo tener en cuenta a los pacientes graves y tenemos que adaptarnos. Afortunadamente, existe la capacidad de transformarse y retomar lo aprendido previamente, dice.

Ante cualquier duda, los equipos pueden dirigirse de inmediato a los internistas, urgenciólogos e intensivistas que los coordinan. Tenemos línea directa con las personas que están más familiarizadas con este tipo de situaciones y ellos nos ayudan a tomar las decisiones adecuadas y necesarias.

En algunos otros casos, como el del doctor Antonio Gutiérrez Ramírez, encargado del servicio de ginecología y obstetricia del HJM, el proceso ha sido un tanto más complicado, porque los médicos de este departamento han tenido que dividirse en dos equipos: los que atienden a mujeres embarazadas sanas (que no pueden dejarse de lado a pesar de la pandemia) y las que ya se han contagiado del coronavirus.

Sí nos ha costado un poquito o un mucho la adaptación a este cambio, porque es probable que nos quedemos con esta doble actividad. No podemos cerrar nuestras puertas a las pacientes sanas por las pacientes Covid, porque siguen llegando las dos, como parte de un escenario en el cual el coronavirus es ya la primera causa de muerte materna en México.

Precaución, sin pavor

En la época en que los primeros casos de Covid llegaron al Hospital Juárez, el desconocimiento de la enfermedad era tal que algunos de los médicos encargados de atenderlos no tenían aún un protocolo básico de tratamiento. La sola cercanía con los pacientes ya era motivo de nerviosismo, admite Alejandro González Muñoz, encargado del servicio de neurología de ese nosocomio.

Cuando empezaron a llegar los primeros casos, los veíamos con mucha incertidumbre y temor. Sentíamos que nos íbamos a contagiar con mucha facilidad, que nada más así de verlos podía haber ese contagio, y ese fue quizá el primer paso: perderle el miedo a la enfermedad para poder estudiarla con mayor calma.

Lo primero que uno piensa es cómo en pleno siglo XXI haya sucedido una situación así. Cuando uno es estudiante de medicina, escuchaba de las pandemias (de otras épocas), pero ahora esto, que es nuevo, sí nos ha llegado a causar sorpresa, admiración, miedo, admite el neurólogo.

Pero entre más rápido se venza este shock inicial, mejor se pueden empezar a buscar soluciones concretas, dice. El miedo excesivo tampoco ayuda en esta labor.

Inicialmente era muy exagerado: me cambiaba 20 mil veces la ropa, la lavaba en un lugar especial, me bañaba en la mañana, la tarde y la noche. Hoy no he bajado en estas precauciones, pero ya las hago con cierta medida y conciencia. Todavía no tenemos el tratamiento para controlar al virus a 100 por ciento, pero por lo menos tenemos una idea de cómo manejarlo. La primera piedra ya la encontramos.

 

 

 

LA JORNADA

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