Coronavirus de Wuhan | China retoma su lento regreso al trabajo con el temor a un repunte en los contagios

Parte de la fuerza laboral china regresa este lunes a trabajar, en un intento de recuperar poco a poco una apariencia de normalidad pese a la epidemia causada por el coronavirus de Wuhan. La neumonía causada por este patógeno ya se ha cobrado al menos 910 vidas —908 en China continental, una en Hong Kong y otra en Filipinas—, después de que este domingo se informara de 86 nuevos fallecimientos, y supera así el trágico listón que había dejado en 2003 otro coronavirus, el causante del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), que mató a 774 personas en todo el mundo.

La reincorporación al trabajo este lunes en el país se hará de manera gradual, según ha subrayado el Gobierno chino, para evitar riesgos de propagación de la enfermedad. La semana pasada ya habían vuelto los funcionarios y los trabajadores de sectores considerados “imprescindibles” —las fábricas de mascarillas y otro material sanitario protector, entre otros—. Las autoridades han recomendado a las empresas que permitan, en la medida de lo posible, el teletrabajo. Los centros de enseñanza continuarán cerrados al menos hasta marzo.

El Gobierno chino y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han querido ver, no obstante, un rayo de luz y destacan que las cifras de nuevos casos se estabilizan. Aunque el número de infectados ya sumaba 37.252, los nuevos casos, 2.658, son menos que en días previos: el sábado se informó de 3.424 casos. No obstante, es aún demasiado pronto para atisbar el pico de la epidemia, el momento en el que los nuevos contagios serán cada vez menos.

“Registramos un periodo de estabilidad de cuatro días, en el que el número de casos de los que se ha informado no va a más. Es una buena noticia, que podría reflejar el impacto de las medidas de control que se han puesto en marcha”, declaraba el responsable de programas sanitarios de urgencia de la OMS, Michael Ryan. Esta organización tiene previsto enviar esta semana una delegación, cuyos integrantes no ha revelado, para una visita sobre el terreno.

Fuera de la provincia de Hubei, donde se encuentra la ciudad de Wuhan y el foco de la epidemia, el número de nuevas infecciones ha descendido gradualmente a lo largo de esta semana y el sábado se habían detectado 509 casos, casi un 43% menos que el lunes pasado.

El decrecimiento en el ritmo de contagios es “significativo”, según el virólogo estadounidense Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia en Nueva York, y que acaba de regresar a su país tras una visita a China para asesorar a las autoridades en la crisis. En una teleconferencia con periodistas en Pekín desde su domicilio, donde se encuentra en cuarentena, Lipkin consideró que si las medidas adoptadas hasta ahora son efectivas, el pico de la infección podría llegar en las próximas dos semanas, y para la tercera o cuarta semana de febrero se podrían observar “reducciones drásticas” en el número de nuevos contagios.

La llegada de la primavera y el clima más cálido también debería ayudar a reducir la transmisión de la enfermedad, al reducir la capacidad del virus de propagarse y el tiempo que los individuos pasan en espacios cerrados, donde es más fácil el contagio, ha apuntado el experto, que ya colaboró con la OMS y el Gobierno chino durante la epidemia de SARS de hace 17 años.

El especialista ha puntualizado, no obstante, la posibilidad de que se produzca un nuevo salto en el número de positivos con el regreso a las ciudades tras las prolongadas vacaciones de Año Nuevo lunar. En ese caso, ha puntualizado, “sabremos que tenemos un problema”.

El científico también ha recordado que el nuevo patógeno, aunque con un índice de mortalidad muy inferior al del SARS (algo menos del 2%, frente al 10% de su predecesor), es mucho más contagioso que la otra cepa con la que está emparentada. Por ello, ha apuntado, no le sorprendería que este virus —a diferencia del SARS, del que no han vuelto a registrarse casos— sí vuelva periódicamente, cada año o medio año, lo que hace necesario el énfasis en el desarrollo de vacunas.

Hasta el momento, todos los niveles de Gobierno chino han destinado cerca de 71.750 millones de yuanes (9.333 millones de euros) para la lucha contra la epidemia, según el Ministerio de Finanzas chino.

 

EL PAÍS

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