Cómo podemos pensar en ahorrar, si todo nos lleva en la dirección contraria: gastar. Hace unos días las tiendas departamentales y centros comerciales parecían zonas de guerra en donde la ropa estaba tirada en el piso y todo revuelto de aquí para allá; el frenesí por gastar el dinero que se tenía entre las manos, o en casos mucho peores comprar con dinero prestado, me dejó impactada.
La locura de la abundancia momentánea que da el hecho de recibir bonos o prestaciones como el aguinaldo, hace que muchos pierdan la cabeza y se embarquen en la adrenalina del consumo, del tener, del almacenar, sin pensar ni un poquito más allá del fin de año.
¿Cómo no sucumbir ante promociones y descuentos maravillosos? Sobre todo, cuando se puede y se tiene para hacerlo, no como en otras épocas del año, en época de vacas flacas, le dicen.
¿Cómo tomar la dolorosa decisión de ahorrar? Sí, vemos al ahorro con dolor porque nos cuesta trasladar el consumo al futuro.
Si realizamos una reflexión a conciencia, nos daríamos cuenta que la mejor época para gastar no es el fin de año, aunque tengamos dinero, es en enero porque ahí hay fin de temporada y los descuentos son importantes, sin embargo, para ese momento ya todos hemos sido despelucados, no le vimos ni el polvo al bendito aguinaldo.
Y me refiero a la mejor época para gastar, en el sentido de querer comprar algo que te haga falta, aunque en realidad deberíamos cambiar el chip y pensar que el fin de año es la mejor época para ahorrar.
PUNTO DE QUIEBRE
Tenemos miles de experiencias que nos deberían haber enseñado que el ahorro es la mejor manera de prepararte para un año difícil, pues todos los inicios de año son complicados, siempre escuchamos cada fin de año recomendaciones sobre ello, ya deberíamos tener un doctorado en el tema. Sin embargo, nuestro comportamiento no cambia, seguimos cometiendo el mismo error todos los años: gastar todo, y ya Dios dirá el siguiente año.
¿Qué nos llevaría a hacer una reserva para un 2020 complicado? Con la economía en proceso de desaceleración, las cosas no pintan tan bien como algunas cifras alegres que escuchamos.
Ahorrar nos suena a dolor y, sin embargo, es la única forma en que tendremos un poco más de tranquilidad ante tiempos adversos.
Es cierto, trabajamos duro para ganar peso por peso, todo un año para lograr el aguinaldo, y nadie está diciendo que no te des un gusto, pero y si ese gusto te lo dieras después, qué pasaría si vieras más allá del fin de 2019, qué pasaría si pensaras en el tiempo en que ya no recibirás ese dinero, pero como fuiste previsor, ahora si lo puedes utilizar.
Aprovecha tus bonos extraordinarios y bájales a tus deudas y ahorra cada año. La cuesta de enero se extiende hasta febrero y las cosas en el que viene no pintan para mejorar, así que prepárate con buenas decisiones con el dinero que cuesta ganar.
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