«Con el paso del tiempo me he reconciliado con la muerte”, confesó a Excélsior el filósofo e historiador mexicano Miguel León-Portilla en 2016, en la antesala de su cumpleaños número 90. “A lo mejor vivo 92, a lo mejor 100, no sé; pero ahora ya no tengo ningún miedo, porque he procurado trabajar hasta donde he podido”, agregó.
He sido muy feliz. Estoy en paz con la vida. Ella ha sido generosa conmigo”, reconoció entonces el mayor experto en el pensamiento y la literatura náhuatl, que anoche se despidió de este mundo que tanto amó e investigó. “Si Dios quiere me manda a la nada. Si Dios quiere, pues me llevará quién sabe a dónde”, pronosticó quien se definía como “medio agnóstico”.
A través de su cuenta de Twitter, la UNAM informó del deceso, a los 93 años, del “ilustre universitario, humanista, maestro de maestros, investigador emérito y doctor honoris causa de esta casa de estudios”.
El homenaje de cuerpo presente se llevará a cabo mañana, a partir de las 10:00 horas, en el Palacio de Bellas Artes, confirmó la Secretaría de Cultura federal en acuerdo con la familia de León-Portilla, que pidió no difundir detalles sobre el funeral.
El traductor del náhuatl y uno de los primeros intelectuales en otorgar a la filosofía indígena el grado de saber universal fue ingresado al Hospital Español el pasado 11 de enero, tras sufrir un paro bronco respiratorio. Tras varios meses en terapia intensiva y en terapia media, el 18 de julio fue trasladado al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde era atendido por una insuficiencia pulmonar y donde falleció ayer.
Le sobreviven su esposa Ascensión Hernández Triviño, investigadora de Filológicas de la UNAM, y su hija Marisa León-Portilla Hernández, historiadora.
Lo que me queda de vida seguiré trabajando con toda el alma”, prometió en aquella charla con El Periódico de la Vida Nacional, lo que cumplió con creces, pues, ya un poco recuperado, se puso a escribir hasta en el hospital. Había anunciado que estaba escribiendo sus memorias, porque “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”.
El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma lo define como “un maestro de muchas generaciones que tuvo el privilegio de darles voz a los vencidos y que ésta se escuchará en todos los confines de la tierra”.
El historiador y antropólogo Alfredo López Austin destaca que don Miguel fue “uno de los iniciadores de los grandes cambios de la historia antigua de México, pues estudió en forma muy temprana el pensamiento indígena. Esto no sólo tuvo importancia en el ámbito académico, sino también en el aprecio que debe tenerse al pueblo indígena”.
Quien fue uno de sus primeros alumnos en la UNAM señala que, como persona, lo que más valora es su tenacidad de estudio.
A través de las redes sociales, diversos pensadores e investigadores lamentaron la muerte del autor de Visión de los vencidos (1959), que se ha traducido a 22 idiomas.
El historiador Enrique Krauze apuntó: “Ha muerto Miguel León Portilla, benemérito de la historia mexicana, estudioso a la altura de Sahagún, figura cumbre del humanismo indigenista, maestro deslumbrante, amigo generoso”.
Y el abogado Diego Valadés escribió que “falleció el autor de una obra imperecedera. Don Miguel León-Portilla fue un mexicano universal. Admirado por sus coetáneos, también recibirá la admiración de quienes lo lean en el futuro”, agregó.
Además de la UNAM, lamentaron su muerte instituciones como El Colegio Nacional, la Academia Mexicana de la Historia y la Secretaría de Cultura, cuya titular, Alejandra Frausto, indicó que “es lamentable la pérdida del maestro, pero la semilla de su pensamiento seguirá alimentando a las nuevas generaciones de pensadores que hoy dialogan de tú a tú con el mundo”.
El investigador emérito de la UNAM desde 1988, donde obtuvo el doctorado en Filosofía, fue discípulo directo de Manuel Gamio y Ángel María Garibay y dejó un legado de 31 libros. Entre éstos destacan Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares (1961), Trece poetas del mundo azteca (1967), Historia natural y crónica de la antigua California (1973), El toltecáyotl, aspectos de la cultura náhuatl (1980), Bernardino de Sahagún (1987), La tinta negra y roja. Antología de poesía náhuatl (2008) y Erótica náhuatl (2018), por citar sólo algunos.
Quien hizo la licenciatura y el máster en Arte en la Universidad Loyola, en Los Ángeles, perteneció a dos de las instituciones mexicanas más prestigiosas: la Academia Mexicana de la Lengua, en la que tomó posesión de la silla VII en 1962 con el discurso Los maestros prehispánicos de la palabra, que respondió Ángel María Garibay; y El Colegio Nacional, a donde ingresó en 1971 con la ponencia La historia y los historiadores en el México antiguo, que contestó Agustín Yáñez.
León-Portilla aseguró ser feliz, pero se llevó una preocupación: la violencia en su propio país. “A México lo veo enfermo. Lo veo mal en muchos aspectos; por lo pronto, en la inseguridad terrible”. (Excélsior, 19/02/2016).
RECIBIÓ TREINTA HONORIS CAUSA
Tras el festejo por sus 90 años en 2016, otro acto insólito convocó a la comunidad cultural mexicana en torno a don Miguel León-Portilla. El 2 de agosto de 2017, el erudito recibió el doctorado Honoris causa por la Universidad de Sevilla, el número 30 a largo de sus entonces 91 años de vida.
El rector de esa casa de estudios española, Miguel Ángel Castro Arroyo, y diversos académicos, cruzaron el Atlántico para condecorar al estudioso en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, por dedicar su vida a dar voz a los indígenas.
Quiero expresarle… nuestro mayor agradecimiento al admirable profesor, al brillante historiador, al historiador de las voces sin voz, al escritor sensible, al filólogo erudito y al admirable antropólogo que, con generosidad y cariño, ha aceptado la invitación para formar parte de nuestro claustro de doctores”, dijo Castro Arroyo.
En esa ceremonia, el rector de la UNAM, Enrique Graue, definió a León-Portilla como una leyenda y destacó que creó, a través de sus estudios de la poesía, las lenguas y la historia indígenas, una nueva forma de literatura.
Una literatura que no sólo narra, sino que reconstruyó la historia de México abriendo nuevas perspectivas a nuestro pasado y dándole orgullo y estampa a nuestro presente”, señaló el académico.
Para festejar tanto los 90 años del filólogo y antropólogo, como su doctorado Honoris causa número 30, la máxima casa de estudios
reeditó en disco compacto Mitos prehispánicos, el acetato grabado por primera vez en 1970 para la colección Voz Viva de México.
Leídos por don Miguel, estos textos integran el único disco, el número 134, que se tiene de él en esta colección, razón por la que fue reeditado. Y, en su nueva presentación, viene acompañado por un pequeño libro de 169 páginas con los escritos en español, náhuatl, quiché y maya, diseñado por Vicente Rojo Cama.
La voz del amante de la cultura mesoamericana se puede volver a escuchar en este ejemplar.
Excelsior