Liverpool remonta, liquida a Barcelona y es finalista en Champions

El FC Barcelona perdió ante el Liverpool FC (4-0) y quedó eliminado de la Liga de Campeones en semifinales, dejando escapar una ventaja de 3-0 de la ida en el Camp Nou y convirtiendo a Anfield en el ‘Olímpico de Liverpool’, reviviendo la pesadilla de Roma del año pasado y quedándose sin la final del Wanda Metropolitano.

Tenía todo a favor el Barça para estar en Madrid, una ventaja clara y la convicción de haber aprendido la lección de Roma. Se había pasado el muro de cuartos, por primera vez tras tres ediciones cayendo en esa fase, y Messi venía de hacer una exhibición en la ida, pero Anfield, el templo de Anfield, fue demasiado.

El Liverpool nunca caminó sólo. El famoso cántico, el himno, del ‘You’ll never walk alone’ funcionó a las mil maravillas. Entraron los ‘reds’ al partido a morder y lo hicieron, con un gol de Divock Origi en el minuto 7 aprovechando un rechace demasiado frontal de Marc-André Ter Stegen a tiro de Henderson.

Cuatro eran los goles que necesitaba el Liverpool, y los convirtió.

Uno tras otro, paso a paso como pedía Jürgen Klopp en la previa, y con un juego directo y esta vez sí con acierto ante la meta del Barça. Los blaugranas, lejos de ser letales, tuvieron varias ocasiones de gol, frustradas todas por Alisson.

El Barça se fue condenando a sí mismo a volver a morir en el ‘Colosseo’, llamado esta vez Anfield. El año pasado, los de Ernesto Valverde ganaron 4-1 en casa y perdieron 3-0 en el Olímpico de Roma.

Esta vez tenían a favor el no haber encajado en casa, pero perdieron 4-0. Suspenso y a rezar para cambiar su fortuna de aquí a un año.

Se acordaría de su fallo Ousmane Dembélé, al final del partido de ida, cuando falló estrepitosamente lo que era el 4-0. De haber marcado, el partido de vuelta habría ido a la prórroga. Pero el Barça de este martes no supo evitar que los ‘reds’ festejaran casi como el título la victoria. Que llegó, además, sin Mohamed Salah ni Roberto Firmino, sus máximos goleadores, ambos lesionados.

No tendrá su ‘copa tan linda y tan deseada’ Leo Messi, que una vez más podrá celebrar una Liga, quien sabe si un doblete con la Copa del Rey, pero no una ‘Champions’ ni un triplete. Un tropiezo más para un Barça que no salió a perder, como parecía que sucedía en Roma, que tuvo una actitud buena y varios goles rozados, pero no entró la bola y la final del Wanda se desvaneció.

No volverá el Barça a la pugna por el título que levantó por última vez en 2015. El Liverpool es inexpugnable en Anfield, donde en la Premier, su inmediato objetivo en pugna con el Manchester City, llevan 16 victorias y 2 empates. Pero sabe que, el 1 de junio, le espera la gloria europea ante Ajax de Amsterdam o Tottenham Hotspur.

Pese a la desventaja, pese a esas bajas cruciales de Salah y Firmino, pese a tener enfrente a un Barça que parecía muy, pero que muy, mejorado respecto a un año atrás. Aún así, el Liverpool acometió el reto con orgullo y confianza y obró el milagro en el templo de Anfield con dobletes de Origi y de Georginio Wijnaldum, que salió en el descanso para ser verdugo del Barça.

Con el 1-0, la única asociación buena de la noche entre Jordi Alba y Leo Messi la desbarató Alisson, enviando a córner el tiro de Messi.

El argentino fue el mejor, aunque acabó diluido como todo el equipo catalán, perdido en el verde británico, buscando un milagro que se había reservado el equipo local. Y Alisson, firme, se encargó de que sus redes quedaran intactas.

El guardameta brasileño fue clave, porque justo antes del descanso sacó dos goles a Messi y Alba. Suárez, en su regreso a Anfield, tampoco aprovechó su única buena ocasión, con Alisson sacando una gran mano derecha abajo. Pero si alguien tuvo una vuelta a casa complicada fue Philippe Coutinho, siendo el peor blaugrana.

Y Ter Stegen, pese a los cuatro goles, quizá fue el mejor después de Messi. En esta dolorosa derrota, por llegar a las puertas de la final, el Barça no llegó ni al ‘1’ de nota en una segunda parte en la que sí se asemejó a la versión romana. Al final del partido, cuando un único gol les metía en la final, no disparó. Ni llegó a centrar siquiera cuando tenía al rival metido en su área.

El Liverpool había aprovechado bien sus bandas. Origi, a la sombra de Firmino o Salah en la temporada, marcó por partida doble. Y Wijnaldum, que entró en el descanso, destapó la fiesta en dos minutos de gloria. En el 54′, un fallo en la salida del balón entre Ivan Rakitic y Jordi Alba, que la perdió, acabó en centro de Alexander-Arnold y remate del holandés, que venía en carrera y fusiló a Marc-André Ter Stegen, que la tocó pero se le coló.

Dos minutos después, un centro de Shaqiri lo remató de cabeza Wijnaldum, libre de marca en el corazón del área, imparable para Ter Stegen. Quedaba poco más de media hora de juego, con la eliminatoria igualada (3-3), pero la prórroga no llegó porque el Liverpool aprovechó un error de equipo Infantil del Barça.

En un córner, en el minuto 79, el lateral Alexander-Arnold amagó con no sacar, pero lo hizo rápido y Origi, sin marca ya que el Barça ni miraba la acción, recibió y fusiló a Ter Stegen y a Piqué, el único que intentó meter la cabeza y evitar la catástrofe. Peor incluso, por la situación, que la de Roma.

 

La Jornada

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